¡Que alegría amada!
Los verdes pastos
enmarcando árboles.
Los besos sin nombre
bajo la sombra trotante.
Algún pie inquieto
al vientre del lago
evocando el camino del
sol
cuando paseaba el azul
entusiasmo
en las bocas de encanto.
Las hojas de la tarde se
bambolean sin dolores y
juegan con la luz que
ilumina/
La cauca desciende más
su vertiente estandarte
y en tobogán desliza la
gota del arte.
La luna advierte
estrenar una sonrisa
donde el cedro estira
sus verdes
en un muelle ornado de
flores/
Festival de colores
viste el tulipán,
Felicidad carmesí
de tus labios
a mis pies de merecidos
honores/
Un arpa blanca de
lámpara universal
a cada verso mío canta
con la pura voz del
frutal.
La claridad se hace
errante
y el próximo negro
vuelve
en blanco reflejo
fragante y
toca los pórticos un
dedo celestial/
Aquí amor entra el alma
renovada
en la variada pared del
bosque
donde danzan nuestras
figuras de espejo/
Las piedras marcan el
rumbo contemplante,
en la nocturna flor que
exprime gotas burbujeantes.
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