jueves, 12 de junio de 2014

PARADISÍACA MUJER


Mujer mitológica mia, de vuelo y fantasía hecha.
Atrapada en la masa sumergida
de mi esqueleto impúdico pero bello
Tras romperme los huesos precipitados en la barranca,
inclinado en tu mapa astral,
entre los pliegos de tu piel de alerce y trementina.
En el precipicio de las piedras de tus cúspides
cayendo en la alfombra de tus costillas.

No importa tu lengua sutil de habla.
Ni tus senos desparramados como racimo caído.
Ni que amanezcan con hedor de aliento.
Puedo tolerar tu ojo izquierdo blanco, y tus orejas deshechas por el relámpago.
Tu piel de esmeril, áspera  como lima, y tus manos de marsopa aplaudiendo.
                                             ¡ Eso sí ¡
Es imprescindible que vueles,
de la noche intrigante al día brumoso, y
que sueños con un tiempo místico e imaginario
en que la uva se confunda con los cerezos.
       No pretendas cautivarme con voz erosensual
Ni con una lagrima perfumada de teatro
 Ni contando tus hojas muertas de antaño
                       como si el dolor no te hubiese abandonado.
                                             Para mí.
¡ Tu andar es voluptuoso, siempre que camines con las alas ¡
           Tu noche conmigo en la cama es siempre noche de amor,
                   si es que sueñas con nubes invadidas por Ángeles.
¡ No quiero a mi lado una mujer tan terrestre ¡
Que no despegue sus pies del suelo sin que sople un huracán.
Te amaré siempre.
Siempre que seas etérea y volcánica, y
     que tus ojos brillen con la luz ausente.
¡ Que me importa si tus senos blandos siguen colgando!
Sino concibo hacer el amor con una mujer
que no trepe los sueños rosas,
En el tiempo del silencio.

Tan próximo al confín del paraíso.

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