Hay
un vibrar de alambre entre nosotros
que
presagia un combate de palomas,
con
la fuerza del rayo.
Tus
combadas crestas de pulpa
despliegan
mi nombre.
Te
veo, mujer félida,
con
garra de verdes pinares
defendiendo
su trementina/
Rasgos
de tiza en tu piel
zumbante,
ebria de miel.
te
arrimas a mis pastos que se inclinan
en
el agujero de la espuma
donde
gravitas en mis salvajes pupilas.
Mis
manos son guadañas,
lanzas
de romance
que
rozan aristas en las estrellas
de
tus costados donde
se
desprende el ocaso con
perfumado
aliento de rosas bellas/
Comprimimos
el espacio
del
aire subiendo su tempestad
de
ola y sangra batiente cercando
las
esferas de cuellos manufacturados de badana/
Lo
que era vibrar de alambre
ya
es sigilo de paradójica ira
de
deseos acumulados
en
la fricción del piélago
que
llamamos amor de enjambre/
.
No
hay latitud para la brevedad
en
esta juego sin lógica,..
solo
un frenesí de labios
coagulando
los rojos
en
nuestros poros que sudan
cual chapa de cinc bajo el verano/
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