Resonó un timbre
con ternura de humana voz
como un eco de tardía saeta pasada/
Trepanó el cuerpo de la pared y
las lenguas del muro pronunciaron
sus espaldas de apoyo/
Surgió el fraterno abrazo del profundo ladrillo/
La esperanza estiró su brazo de verde hoja y
el otoño retrató en marcó su memoria/
La tiranía ahogó su impotencia en el Riachuelo.
La hora se redujo a instante/
Los rectángulos del aire
se enmarcaron con los troncos de los árboles
y surgió el tiempo del jade en los dientes invencibles/
Un receptor oído
para una palabra renacida
del sordo fuego del tormento/
El hoy es un circulo que lamió sus entrañas/
Retorna a las sienes
con la precisa exactitud del péndulo
donde la memoria refugia sus dones.
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