Soy árbol de un otoño, desnudo a
la mirada del ave.
Soy páramo, cultivo de aridez y germen de una flor sin retoño.
Soy un poeta equivoco y malogrado, complejo y algo estrafalario.
En amores de ilusiones. con mustios adobos frustrado.
Soy impávido a rimar emociones.
demacrada esta mi arpa a musicar canciones.
Soy agua de manantial sereno y sal de agitado mar.
Mi boca no sabe callar si un grano me siembra veneno.
El canto a la muerte me arrima a la triunfal morada de mi riqueza.
Soy amante de una playa bella aunque el sol delate su ausencia.
El turbulento cauce de aguas
puras agita mi alma sedienta.
Soy solo una silueta mal ataviada,
fervoroso amante de una vida inquieta.
Soy decidor de manifiestos impronunciables
y narrador de gestas para el olvido.
¡Aún así, debo ser escuchado ¡
No siempre hay lluvia para el campo
y si basta una gota que alimente el remanso.
No vengo a provocar sismos, tan solo a robar una sonrisa.
Me seduce agitar almas, ser albañil de sendas,
arquitecto de puentes en los
abismos que nos delatan.
Lo que no soy es lo que me esperanza.
A su camino voy con le afán de todo humano.
Al mínimo laurel del honor y la palabra del reconocimiento,
tal vez detrás de una pequeña alabanza.
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