En mi patio aún vuelan libres palomas/
Hay un ciego perro
que el afán de vida le presta los ojos/
Un mustio helecho soñador
arrimado a la caricia del sol/
Una escalera que trepa al cielo
y guarda mi arcón de infantes recuerdos
como pinacoteca de mis sueños/
En mi patio hay manchas limpias
de brillantes sueños inconclusos.
No hay espacio para pájaros reclusos
y sobra el aire que refresca las baldosas/
Mi patio es un sínodo de encantos,
un raro baile entre el Señor y Lucifer,
donde danzaron como amantes
mientras en una silla sin fondo
escribía mis primeros versos previos al llanto/
Mi patio tiene el corazón partido/
La mitad mira el ayer/
La otra mitad al mañana/
En mi patio
no todo es puro y benévolo/
Hay recuerdos de sueños destronados
y frustrada ilusión que aún recuerdo.
Pero todavía hay prado fresco de renuevo
en el moho que visita las paredes sin olvido/
En mi patio hay una coma en cada momento/
Un punto y coma de cada encuentro/
Un punto en cada lengua extranjera
y el eco sigue respirando
la voz de mi padre moderando la tertulia/
En mi patio.
Sólo en mi patio/
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