Luce su ornato de estatua pluma,
amarilla almohada
va trinando entre las uvas doradas/
Reluce el polvo y la hoja
trepado
al alambre de reino palacio,
sobre el trono de las vides recoge
el himno
olvidado en la sombra del hombre/
Atavío de filatelia,
sonar que destila dialéctica.
Su canto abre la libertad ventral de las estrellas/
La naturaleza sin vicios escucha su boca.
El bosque encolumna su vista
al telón decorado en su pecho
donde despiertan las claridades ocultas del día/
Lo esencial reconoce su paisaje de ídolo y
sigue el hombre su cuadro fetiche
sin encontrar la simple fluidez
del paisaje en su trino iluminado/
La grieta labial del viento ruge
desde la niebla matutina
a la nívea mano de lo vespertino
mientras su saca de real amarillo
sigue ascendiendo el bando cenizo de enero/
El hombre sigue aun su deriva
de barlovento
desorquestando sus momentos/
El ave establece su trono en la potestad
horizontal del libre alambre
como una escuela para el bípedo desafinado
que no ha asistido a su clase/
El escucha oído queda con sed de hambre/
Prisionero melógamo/
Enajenado de cuerpo...
Oquedad desarrollada de
culto
donde todos los cantos
son fábricas libres de
paginas,
mundo universal de propio
acento/
Te voy nombrando
...
Imperio de voz conquistante/
Símbolo de la espuma
bailante/
Emblema sonoro de la libertad/
Dimensión de testimonio y
pergamino/
Volcán del Ministerio del
piso al camino/
Color que no para en la memoria de la
muerte/
Canto equilibrado
de lumínica
campana atesorado/
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