La garza estaba allí/
Algo temblorosa y erguida
en sus ángulos blancos/
Estable en su única pata
y su recogida rodilla
mostrando su elegante
desolación de blanco
vestida/
El río marrón aclaraba su
pureza
admirándola con ojo
seductor/
En la próxima distancia
su mirada perdía la
ecuación/
La garza de celeste cuello
era lo más cercana a la
belleza
cuando se hizo mapa de
cuerpo electo
y su corazón de mujer
exprimía
su alma enropada de rosas
aguas y
vertía sus lavas candentes
emigrando los fríos
nostálgicos del río/
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