Hablo por tu boca.
Mujer
de paño y gasa sutil,
de
huesos colmados y labios de tierra,
que se forman mas allá de los confines
extremos,
en el
monte sublime de Eros.
Hablo
por tu voz
de eco
eólico, estirando el sonido
cuando
dices: ¡ Te amo ¡
Con
música de arpa, de ángel mujer.
como rasgando una melodía próxima a
mi oído.
Hablo por mis labios mudos y
fatigados de tu carne labial,
de cuándo ries y hablas
cuándo cantas y callas
cuándo besas y enamoras.
Hablo por tus ojos
de lágrima,
que he hecho vertir
como el rocío
negro, lastimando a la corola.
Ojos amplios,
de abismo cristalino,
como una charca
transparente de mirada cavadora.
Hablo por tu esencia violácea.
Tempestad de mi territorio, dónde el
invierno
se
ausenta, mis pasos dejan la fatiga
de mochila escaladora y huyen del peñón
solitario
en la
ola de tu color y tu forma.
Hablo sobre tu hombro.
Le narro el amor que me da tu estatura,
en los marcos de las sábanas sudadas,
dónde
enciende tu flama, en el tiempo
de las uvas maduras y la vendimia
Hablo por la
rosa púrpura
de tus pómulos, dónde subo al vértice y
el viento aúlla,
se ensancha la playa en la arena blanca de tu tez,
vibran las hojas de las tipas y se hace
leña el madero
conque
construimos nuestra hoguera de fuego.
¡ Besándonos con los
dientes hasta el alma ¡
¡ Mordiéndonos los labios del corazón ¡
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