Al limite
del Infinito pasillo,
hay un verso oculto, un adjetivo
escondido.
Hay un laberinto en la palabra que
no hallo y
un enigma profundo en el decir poético.
Entre lo que busco y no hallo
En lo
que veo y callo y
Lo que digo y no sueño.
Me sumerjo en el océano de las metáforas.
cuando mi voz se disipa en vuelo de
águila
Me
ajusto al beso interno absoluto del poema
en la
frontera del cuasi absurdo.
Hurgando
en el mausoleo del pasado,
con sabor a epitafio en los labios y
sudor obeso en las palmas.
En la frontera de la música
coordinada
entre lo que escucho y
escribo, apenas distingo lo real.
¡ Lo que veo es lo que sueño y sueños son lo que escribo ¡
Me acalambra el rictus y se
me agita la turbulenta burbuja
de la pregunta
inconclusa reposando en la nevera.
Decidir en el gélido pico del
iceberg:
¿
La punta es lo que busco o lo oculto es lo que olvido y no escribo ¿
Quizás en la
dimensión enorme de lo sumergido
La masa de hielo me
lleve a la senda nómada
Del pasillo del verso
poético y del laberinto
emerja la palabra impalpable.
La idea y el
reflejo tendinoso de escribir en poesía y
deje de vagabundear entre las palabras.
En mi
entrecejo y mi habitáculo cardíaco reside el amor profundo
Que aun mi verso no ha
conseguido.
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