Sin tus
cerezos no hallo mis labios
ni la
herradura de mi zapato de Manila.
Acaricio
en vano al aire con mis manos sin tu pupila,
amagos
inútiles en mis manos de reflejos no sabios.
Mis
ojos se apunan sin la cúspide de tus cejas,
se me
hacen dos huecos simulando inocencia
y son
dos calvarios diminutos en apariencia.
Sin tus
dedos de hábiles juguetes palpo a ciegas.
No se
que hacer con mi lengua sin tu palabra,
ni a
que punto del polo retirado va mi acento,
mi amor
sin ti, es amor loco y de fermento/
Mi voz
ronquea sin tu oído de plata franca.
En el
viento persigo tu forma y el aroma a olivo,
y en la
brisa del bosque tu aliento.
Sin tus
pies los míos pesan como cemento
y mi
memoria sin tu rostro se hace olvido.
Para
que quiero un suspiro de aire en la barranca,
ni una
figura turbia en el espejo.
Sin tu
tacto que me persiga soy solo reflejo,
mi
esqueleto se derrumba, mi alma se estanca.
¡ Para
qué quiero mis dedos sin tu tacto ¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario