Siento que te arrastro
al triste pozo que caemos a
diario.
Absurda herida, dolor de
arena y pantano.
Inútil espina clavada
provocan nuestras lenguas
afiladas.
Sé que la mía es la más cortante.
¡Perdóname amor ¡
Cuando te hago temblar en el
barro y
te hundo como una estatua
pesada.
Intento elaborar mi lenguaje
afinando mi oído a tu
delgada palabra.
No es tu fonismo grueso y
ancho
sino mi comprensión limitada
y estrecha
No dejes las heridas ronden
tus cálidas arterias.
Espera que esterilice mi
lengua y retornarán
palabras clementes a tu pecho reconstruido.
Sé que a veces...
mutas callada en los cuadros
del sonido
lo dibujas en gestos y
no te veo
mientras estiras tu mano buscando
en el viento un cálido
fonismo
como el vuelo de un parapeto
en brisa calma,
algo de aliento que resurja,
algo de admiración
que te reconozca electa
en mi voz de silaba
y te brote revivida
como la rosa engordando
con la uva magenta en su
semilla.
No me odies amor por esto.
Sólo ámame.
El odio es amor mal gastado en fuerza,
nos traerá los rencores triplicados y
hará bélicos nuestros
instantes de siglos.
Tu, amor mío,
con solo reír me amas
y me hace mejor hombre.
Que no te hiera mi hombruna
Imberbe de diario escudo.
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