Sube la marea con sales de
plata,
con dialogo
de horizonte y agua.
Trae ramas de hiedra, aroma
a tus labios,
me estremezco en contemplación
como la flor nueva rondando
tu boca
macerándose en mi alma,
como aquella primavera
que poblaste mis ojos con
claros cristales/
Lucías tules de blanco,
te enredabas como
Blancanieves
en las siete espumas de la
marea/
Contemplo como entra el incienso
su humo de violetas en tus
sienes.
Recuerdo que cantabas entre mis versos y
tus manos recogían
refrescantes cerezos
de esencia madura.
Tu frente deslizaba llamas
en latidos palpitantes/
Eras la comunión con la
marea
entrando lengua de cobres y
salmos
al silencio de mi sangre/
Me obsequiaste un ardiente
enero
y antes de tu caudal de besos,
ya estabas en el volumen
de mis venas
con las hojas de primavera/
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