lunes, 22 de octubre de 2018

ALMA MÍA




Al coloquio deslumbrante de la noche,
 los pájaros trinaron desvelados
La cálida canción de lánguidos otoños
que acunaron tus inviernos.
En la cima de tu corazón, (con los astros danzando en la escarlata),
mido tus pies en su terco andar hacia mí,
y tu boca de nácar que no se tiñe.
Tu presencia es mi muralla, tu mirada mi prisión.
En la selva de tus cejas se desata la corbata de la pasión.
El follaje decora tus pestañas, y  fulgura renaciente
en la mitad de tu bosque el ígneo corazón celeste.
Por tu rostro, dos lagos luminosos,
rebasan el limite de los océanos infinitos.
Cuando sopla el viento y roza tu frente diminuta,
el sol acaricia la mies de tu pelo, el aire me urge,
la envidia me apremia cuando veo la luna
delinear tu sonrisa y persuadir a tu sombra.

El arpa de la noche le hereda al sol un legajo  en mandato:
¡ El eco de tu voz despertando a la mañana ¡
¡ Alma pura. Alma mía ¡
Desando tu fértil cintura y en tu ombligo, roturo surcos en tu vientre.
¡ Negra y morena. Morena y negra de fulgores eternos ¡
Ojos pardos y negros que me bañan,
húmedos labios que me empalagan.
Cuando una mirada me horada, mi amor
es vigente aunque mi figura se ausente.
Tu dimensión es intangible, el sustento de tus besos  inmedible.
Cuando me cobijo en tu espacio de lana,
tus pupilas de guía, me llevan al faro de tus ojos.
Acallo palabras inútiles y estreno silencios,
en la cadencia melódica de tus notas.
Tu suspiro me levita y evapora en vendaval.
En mi huella, tu mano es mi lazarillo.
La luna y el sol cómplices,
conspiran con el reloj para vernos juntos.
Agito banderas con fervor,
y la calma serena de tu gesto, cierra la ventana de mis ojos.

¡ Intriga de mujer bella, trémula flor radiante ¡

¿ Que bendita mano, te puso en mi senda bello pétalo ?

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