Sin acentuar
el silencio
ni
forzar vanidosas palabras,
como
las mariposas que al fuego vuelan
y
antes del destello la ignición de sus alas.
Yo te
recuerdo compañera amada
con la
voz muda del eco,
Níveos
tus ojos de agua ciega
extiendes
tus manos rosáceas
y
tocas la escena espontánea.
Así te
amo, linaje del amor primario,
eres
una semana de algalia
radiante
en el día grisáceo.
Este sentimiento
profundo
drena espuma
al alma,
trama tejidos
de laminados dialectos
pero el
corazón establece su idioma
y
aprendemos a dialogar con la mirada,
como
una pareja de magnolias
sellándose
en la ola encrespada.
De
lejos se oye el mar impetuoso
rugir
contra la piedra indómita
y en
hilos trenzados la espuma descalza
camina
sobre las calles mojadas.
Dejemos
la estación intacta
y que
los cuerpos se impongan
en las
húmedas terrazas.
Suave
eres mi bella como la badana,
En tu
hora virtual de llamarada
recoges
la quietud de momentos púrpuras.
Imbricados
alborotaremos esta noche lánguida
con el
rayo atronador del nenúfar
y los
labios cárdenos impresos en la almohada
cruzándose
con fragor de espadas
y el
salitre intacto de las bocas sosteniendo la ternura.
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