lunes, 30 de septiembre de 2013

UNA MUJER REÍA...


       UNA MUJER REIA...                                 (RICARDO ALVAREZ).

Amanece el día lentamente
sin minima brisa que agite al álamo.
La luz refleja un ave sin pico y
la hierba deja su última gota de aliento.
Los altos cables dejaron su trono vacío
al arrullante cantar del palomo.
Agoniza el viento…
El jilguero olvidó su asiento
en la alambrada.
El hornero para su morada de barro,
humillado bajó su frente de laborada.
El horizonte desvistió la avena verde,
la hoja evocó su última alborada.

Pero algunas caracolas vibrantes
retumbaron pabellones y oídos
al ver una mujer que desprendió
su palabra entre dos rojas veredas alucinantes.
El fuego incendiaba su mirada y
por sus pestañas
bajó el aire con labor apresurada..

En una mujer
todo cantaba y reía.
su palabra era rocío y agua,
su delgada figura anillo de plata
y su rizado cabello dorado
se lacraba como la crin de una potra
desafiando al viento fecundo,
donde renacían multitudes de caballos
del humo
flotando brotadas llanuras y
la naturaleza reconstruía su orden
en forma digna.



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EL COLIBRÍ...de versos para veronica.


         EL COLIBRI...                             (RICARDO ALVAREZ. de versos para veronica)

¡Amor!
El ebrio azul colibrí iracundo
invadió el mapa verde de nuestros frondoso jardín.
Con su pico fértil y aleteo zumbante,
-como tus pestañas de vuelo-
donde el polen ampara sus dones de universo.
Mientras míro su alegre labor de flores
con la elegancia de una exótica danza
-como si conociera los pasos de tu cadera-
De su benigna púa estirada
sostiene su vuelo de alambre estable invisible.
Allí aletea con el acústico rumor de las
hojas impregnadas en tu espalda y
extrae la ópima harina de la rosa virgen,
con la libertad de tu pecho abierto de casa.
En sus profundos ojos de cielo donde duerme la brisa y
el naranja bordea el crepúsculo
evoca tu cálida mirada de regazo.
Frontera sin limites,
Allí duermen calmas y rondan azules mariposas,

bordando la arista dorada y las aspas que giran en tu vientre.

UNA MUJER Y UN HOMBRE...

            UNA MUJER Y UN HOMBRE...                    (RICARDO ALVAREZ).

Una mujer y un hombre
hospedados en la noche,
con sus lados más bellos compartidos
cruzan el puente del cemento enarcado
oyen subir el camino del río.
sus cabezas reflejan antiguas lunas
de una adolescencia roja eruptiva
cuando juntos crearon
el vidrio traslucido de dos caras.
Irguieron las piernas del sol en dos columnas
donde habían reposado sus espaldas.
Se besaron bajo el telón oscuro,
del cielo hasta anudarse los labios.
Una mujer y un hombre con historia
se afirmaron al piso del puente
en su propio espacio de vida.
Se limaron las escamas con las manos.
Siguieron libres bajo la sombra
hasta que la tierra creara su gótica estatua
explotaron como un resorte de tirante
elevándose con el corazón salvaje.




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ME HACES SENTIR HOMBRE...

 

             ME HACES SENTIR HOMBRE...                    (RICARDO ALVAREZ).
          
¡ Amor mío ¡
Creí que tus pesadas pestañas eran de ala y volaban,
porque al erguir tus verticales iris
con mirada panorámica de red al cielo,
el radiante astro voluminoso
se aletargó  en desvelo y
ví que las aves hembras nadaban entre las hojas.

Cuando tu voz irrumpió el cubo del aire y sus virtudes
los locos teléfonos repicaron amontonados,
como sí las voces acumuladas del mundo
suspirasen aliviadas sus mínimas penumbras.

Algo en ti despertó los rumores de las ramas.
En la antesala de la noche,
la luna asomó su impotencia rencorosa,
algo confusa desnudó su lado oscuro de óvalo,
cuando sentí tus manos de alegre folklore
subir triunfantes el azul de las torres
donde la niebla se perdió en la espuma y
 tus dedos elevaron sus poderes.

Dime que es verdad...
Qué cuando tus palmas de seda India
se extendien con tus brazos al horizonte
como un relámpago voluptuoso de cometas,
el planeta de los peces anega las mareas
y los cardúmenes fondean naves aparecidas.
¿ Lo soñé amor?
Yo mismo bajé mi mentón
a la soledad de mi pecho t
descubrí el tuyo por su color
de  pétalo celeste y amplio espacio,
filigrané en el mi llanto,
y me sentí  hombre acompañado.



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BLANCA MUJER, MANSEDUMBRE DE PINARES...

  BLANCA MUJER,MANSEDUMBRE DE PINARES...        (RICARDO ALVAREZ).

¡ Blanca mujer, mansedumbre de pinares!
Al acecho.  Mis manos andan con
gracia persistente la senda de tus senos.
Arando tus planicies de pubis fresco abro un túnel.
De mí huyen las bestias, pájaros trinando
Enmudecen, cuando por las noches eres mia
y la Soledad se apaga a tu nombre
¡  Mujer, risa  de sirena ¡
Andar de llama ardiente.
Tu piel es de plumaje real. y tu corona...
Tu corona, de reina.
La poso mi beso en tu cabeza.
¡ Ah  Mujer mia, la de los Balcanes sedientos ¡
El amor me inunda y estalla en mi voz
de gruta arenosa, al decirte:
¡ Para tu libertad bastan mis alas ¡
¡ Para mi corazón tu vuelo ¡
¡ Blanca mujer! Con tu almíbar de aliento
vocifero en hélice huracanada
Que el sol renace tras tus colinas.
La luna aletea tus ojos, en infinito collar de letargo.
Con paciencia aguarda tu sueño,
oculta su silueta, enmudece a tu presencia.
Al ocaso, el rocío espeja tu  mirada
y por tu boca emerge un crepúsculo de voces.
Los cauces de mis venas hinchadas explotan
y  mi sed eterna de roble contigo calma.

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RICARDO ALVAREZ

Felicitaciones a nuestro querido poeta Argentino.
Ricardo Alvarez
quien es reconocido a nivel mundial.
como poeta de mucha trayectoria y gran talento. manejando
un estilo surrealista.
en donde su pluma maestra nos deleita con esta magnifica entrega poética.
Nació el 21 de Mayo en su país natal Argentina.
y desde muí niño manifestó inclinación a la poesía
dejando ver ese espíritu rebelde y deseoso de grandes cambios.


HIJO DE LA CALLE.


NO ME FUI , AMOR...

 

           NO ME FUI, AMOR...                        (RICARDO ALVAREZ).

No me fui amor,

solo buscaba el silencio.
Estoy aquí...
solo esperaba que
entraras en una gota de
tu dimensión pura celeste
y emergieras en coral
de azules fuertes/
Del lago en calma
hiciste una ola de mañana
levantada en ventisca.
Tenias que morir en tus gravedades
profundas
para renacer intacta,
inmaculada en color bravío/

Liberando tus sueños de patrimonio
te vestiste en la vida con dorados trigos
y vi crecer tu cabello
del ígneo tiznado al escalón
más alto que la estatura del oscuro/

Ya no había... Amor...
Más contornos que
tus pirámides de estructura.
Solo aguardada,
sentado en el cerro de la vida
que estiraras tu alma por tu figura deslumbrante,
en una ola,
pasajera esculpida de espuma Borbona
y volaras con tu cabello flameando al aire
como bandera de acuarela imborrable
y llevaras diluidos bronces palpitantes
latiendo en tus venas de bruñida sangre/


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domingo, 29 de septiembre de 2013

EL HONOR EN LA PALABRA...


              EL HONOR EN LA PALABRA...                 (RICARDO ALVAREZ).
    
La palabra es frágil
en una sociedad de cretinos,
se quiebra como hoja en el astil
y vertical se despeña como el frio rocío.
No urge la verdad en los sordos oídos
sin lógica.
La amputada alma del tirano hostil
elige la mentira en su emblema de logia.
El tiempo recorre miradas que se fijan en un punto
de vil  simulacro, infelizmente saciada.
En esta bípeda manada
se golpea la palabra contra el muro,
de ahí el temor social cirujano
a la verdad,
impedida de incrustarla en su mano.
La sumisa masa servil camina la huella del villano,
en la boca de los subtes, en autobuses extraviados.
Las máscaras son la simulación del deseo
que apoyan sus nalgas en las veredas del miedo,
más en el último pulso del latido
explota su pólvora la palabra con sentido.
Y si la hipnosis de los cretinos envilecidos
autómata aferra el mango del cuchillo,
que escondan sus espectros bajo la sombra
antes que las infatigables manos en la minoría con estilo
cosan con cisuras sus ángulos sin argumento.
Porque la verdad en la palabra es directo sacramento
que noquea la mandíbula del misterio,
confundiendo a los oportunistas al momento.
Les hunde el acero como un puñal artero
que por su filo hecha flor en fermento,
torcidos se evaden a las cuevas con pavor
cuando la palabra de los siglos se enaltece
en la dignidad de las voces que merecen su honor.


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sábado, 28 de septiembre de 2013

MELÓDICA PROPORCIÓN...


             MELODICA PROPORCION...                                    (RICARDO ALVAREZ).


Tal vez antes del mediodía
 sin que camines por el ladrillo y
antes de haber transitado la baldosa floja,
la mañana de trinos entone su canto,
lleves  la melodía en tu mano y
el curioso ojo del sol apunte
a tu hombro dorado,
con una rosa roja en su penacho y
anuncie que de ti se ha enamorado.
Sin saber de tu marcha el viento agite el trigo y
doblen las cabezas
los girasoles sonrientes en primavera.
La brusca ráfaga doble sus rodillas inadvertidas,
porque tú eres...
Desde siempre,
el silencio ambulante de mi sombra inclinada,
la noche hecha luz errante
bañándome de polen y sangre,
de amor y fuego terrestre.
Antes del mediodia...
Cuando amanecen tus ojos de nube serena y
el volumen de tu dulzura danza mis iris insurgentes,
afine el canto la paloma su temple
mientras tu boca de suelto naranjo acústico
arme la proporción de mi precisa melodía.
Con las espiras de tu llanto,
tu sonora risa
de esmalte niquelado y
las celosías de tus pestañas
me miren bañadas en estrellas,
como un cielo puro anhelado
siguiendo tus pupilas del mañana.


OCURRE QUE...



                     OCURRE QUE...                                          (RICARDO ALVAREZ).

Ocurre que mis hombros se fatigan y

la espalda se agota

de cargar el peso diario de ser hombre,

Entonces suelto mis pasos marcados en la calle de antiguas huellas/
Reconozco siluetas macilentas de andar lánguido y monótono.
Manos que flácidas saludan como ausentes.
Al abrazo le aguarda un letargo y un “Gracias” un sonido que ya no escucho/
Ocurre que me cansa la rutina de ser hombre....
Se me adelgaza la garganta en cuello ahogado de cisne,
cuando del moho de ladrillos tapiados
y de las rejas de las casas cuelgan lenguas bifidas/
Sigo el reclamo de mis rodillas, veo calaveras de espanto con piel reseca
y ni un átomo de impúdica vergüenza.
Hay rostros de media cara, horrendas orejas sordas/
Solo anhelo la presencia del loco del silbido repetido,
su canto indecoroso pero alegre,
que la vereda engorde sus pómulos y se ensanche,
la calle me enamore y se rían los árboles/
¡ Pero no ocurre ¡
Quizás me hastié de ser el príncipe de la penumbra...
El rey manco entre los sin brazos,
el sonriente iluso entre los apagados perros muertos.
Ojalá pase un sueño en una nube bella,
dibuje la forma de la estrella y con una navaja corte el vientre de la rutina hasta que de un paraguas de mala muerte
emerja el paisaje su forma ausente/
Ocurre que la magra ternura me rasura como una lija,
la soberbia obesa me aira, me rebela la tiranía
del lívido mustio de la tiniebla humana.
Me fatiga el terror de cadalso en el espejo que mira.
Solo quiero encontrar una nave pirata en el mar de los poetas locos y soñadores, como paño gélido la busco para anestesiar mis heridas de lado/
¡ Pero no ocurre ¡
La palabra se me hace mudo silencio de patíbulo
y en ademanes escribo con ultimo aliento de previo cuerpo fusilado/

Solo quiero un reposo para mis pies melancólicos,
una hamaca para el espanto que me infecta y balas...
Muchas balas de plomo para ametrallar la rutina.
A las puertas las ocupan esqueletos que respiran,
los balcones en multitudes siguen esperando que los sude la lluvia
o que se cuelgue un pájaro desafinado.
¡Que patético el color de los jardines colgantes sin olor!

Entro a los mercados y me confunde la oferta de siluetas,
hay ombligos lustrosos y dientes apretados.
Exprimo las góndolas para ver un llanto y
me hago afable al encuentro de una risa/
Hay tablones/ latas/ botellas y el moho sigue pegado como a las rocas sin detalles/
De las elegantes tiendas cuelgan ropas lucientes de mortaja y
los sonámbulos odiosos se avalachan con cartones de mano.

¡ Que bello seria el cínico placer de la venganza!
Es una pena que deje tanta hambre/

Solo quiero una a cita a ciegas,
una plaza con toboganes de ego,
usar la oreja de un ministro como parlante,
cirujanos sajadores del alma
y arquitectos que armen los pedazos...
Quizás odio el brilloso lustre de los blancos edificios con cadenas,
elijo una fiesta en un mar de decentes hembras,
un pobre café donde sentarme y deleitarme,
aplaudir de espectador una orgía imaginaria de razas mezcladas/
¡ Ojalá pasara algo ¡
Una bomba de despertares,
un helecho que cante libertades,
un doctor que robe, un ladrón que salude,
un obispo blasfemando y un cardenal puteando o
un asesino hachero de rutinas/
Solo quiero encontrar una límpida nave pirata en las aguas de los bardos.
Un afrodisíaco baile de aquelarre con gentiles invitados
en la bruma clara de mi nave descalza de alpargatas/
Regreso con mis pies fatigados por la rutina de ser hombre
y siguen lenguas y más lenguas divididas, profanando la palabra/

¡Ocurre que me hastía la rutina de inmóvil vena humana
sin la caliente sangre animal caminando la arteria de vida!

 


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CAPULLOS...



               CAPULLOS...                                           (RICARDO ALVAREZ).

Nubes de colgajos en la melancolía,
Nostalgia roja que inflaba la uva.
Estrellas de bronce en camino de seudo minia
y en la ofrenda ritual tu cálida escultura.
Flores centelleantes se arrojan vivas de los altares,
y en los árboles descansa su ojo la luna.
Vienes a mí con estirpe de delicados parrales,
mi cuerpo se calienta en la penumbra,
andariveles recorren soberbios cereales
dejando negra molienda en tu delicado pelo,
y por cada ángulo de mis dominios van
los trenes del alma perfumándolos de azahares.
La transparencia recorre tus cejas orquestales y
el último grano del trigo se desploma en la red.
En tu blanca telaraña de coraje y lanza.
En tu frente la radiante magnolia
se enhebra con el clavel,
embebidos de licor y esponja calman la sed.
El sortilegio de la espuma roza una ordenada Babel,
el violeta recoge la gama dorada de la espiga
cuando los dobles cielos de sábanas celestes
esconden cicatrices en una corbata de papel.
En la derrota del plástico tallas la madera en remo
y bogas hacia la tierra de promesas
que no vimos en los breves cenizos del fuego,
donde recogimos frutos de acuarelas,
que nos estaban esperando por siglos,
envueltos en seda y aterciopelado capullo.





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AQUEL HOMBRE... /el dictador del 76/...


              AQUEL HOMBRE.../el dictador del 76/...           (RICARDO ALVAREZ).


Entonces era el corazón sin latir de la roca
respirando el aire en el destino del hierro.
El agua del río que se desborda
y baña de oropel el estiércol.

Supo ser un hombre de brea limpio,
sin manos contaminadas de cenizos
que claudicó su alma a terreno impío y
hoy recoge vacías huellas de sus caminos.

Se acopló en nombre de la esvástica moneda
arrojada en mala muerte de doblada charca/
Envuelto en un trapo sin valor de bandera,
tiritando hasta la fractura bajo la escarcha.

Fueron amplios sus saqueados dominios
cuando rugía su voz en sonata desafinada.
Un clon con careta de dictador esmerado
sentado al trono de una junta sin motivos,
marcando negras cruces con afán desatinado

Entonces era prominente nuca de olvido,
hoy osamenta de urna sin resplandor,
una cruz invertida que no llora el Divino,
Seña de punta en los dedos del poblerío.
Un parto cerrado,
hijo paria de un amor clandestino.
Una espina al alma del Altísimo
hecho hombre pecador/


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viernes, 27 de septiembre de 2013

ENTRE TÚ Y YO...


           ENTRE TU Y YO...             (RICARDO ALVAREZ).

Entre tu,yo,y la tierra amor, hubo sombras 
cuando el sol iluminaba los verdes. 
Entre tú y yo, el suelo también prendió luces 
mientras el astrp en su naranja siesta menguaba. 
Entre nosotros rondaba la óptima naturaleza. 

La iridiscencia del nácar 
penetraba los costales de la uva y 
la vid en nuestras pieles se embebía. 
Entre nuestros pechos dos casales pumas 
de pupilas amantes se embravecían y 
nuestros brazos de tentáculos acunaban su riña. 

Entre tú y yo! Amor! 
La greba se anegaba repleta de respuestas 
al significado del fonema amor sin ataduras. 
Cobraban celeste vuelos los pájaros del aire 
y todos los besos rojos se corrompían. 
El aire traía labios que del alma se rozaban 
y el presente veía comisuras entretejidas. 
La noche y la mañana eran ecléctica violácea testigo 
de una sápida guerra amante que nunca atardecía. 


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UNA INFAUSTA PESTAÑA...


            UNA INFAUSTA PESTAÑA...                               (RICARDO ALVAREZ).

Ella debiera estar bailando
en una alegre fiesta sin máscara de brea.
Orquestando sus pies sin pesares
al compás de la música,
iluminada como una floreciente tea.
Con una pura y amplificada sonrisa
descargando el contexto de nodriza,
ampliada como la extensión
del ciempiés ceniciento/
Al despierto muelle esperando
el arribo de su príncipe gallardo
con sueños azules sin niebla de llanto,
en sus ojos pardos de esperanza.
Ceñida en cintura en la estrechez del viento,
resonando en caracola una voz
de flauta dulce en alabanza,
como su pequeña esfera de nova incipiente,
que recién amanece con sus postales al alba
Descalzando su seño en fragante peperina.
Electrizando su inmaculada sangre
hasta la ultima vena de la pista
en un sábado que la halle
perdida tras la sombra de la semana,
acomodando la distancia
que legó su niñez calva.

Más la adolescencia en ella no danza...
Aun no ha resuelto en sus pies de niña
la gelidez fría en la baldosa del orfanato.
La inocente flor púber nunca ha danzado.
Sus pies descalzos y frágiles
soportan la mole apilada en hilera
de los metales impregnados en conjuro,
en una estancia de social indiferencia
que va arrugando sus párpados de inocencia.
Sus piernas van atrofiando sus venas
al caminar desnuda de piel desollada
el vía crucis de las aceras flojas.
Debajo raspa el rigor de la piedra,
el camino de reptiles en la arena
enlutando su camino tras el pan prosaico,
a diario empaña sin pureza sus ojos pardos
que no volverán sobre su paso andado y
seguirán destinados al camino de los cardos
como un trampolín y puente sádico
donde brinca el salto al aire la danza ilusa
en los desvencijados camastros
donde quedan restos de labor mortecina y
en sus ojos pardos diluidos
asoma una pestaña infausta/


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SIENES BLANCAS...


                                       SIENES BLANCAS...                 (RICARDO ALVAREZ).

Amor, el tiempo irá cubriendo de nieve
nuestras laderas y
la aridez se esparcirá en los piélagos.
Las goteras de la vida querrán marchitarnos.
La pluma que escribe el tiempo
y raya las superficies nos marcará de huellas.
La azada que cavó la senda nuestra,
tomará la pala tapadora con sus manos vegetales.

Pero juntos iremos
con la lealtad de la hacienda,
al tiempo del racimo maduro
en los volúmenes del cuerpo diminuto.
La ávida boca insaciable por callar nuestra presencia
tendrá que usar mordaza de polvo llovido,
porque los naranjos
seguirán pintando el día
y la tierra sabrá de la uva  cobriza
enterrada por nuestras manos.
El tiempo se enterará
en el rumor chismoso de los astros
que nuestros colores siguen flameando
en la paleta de sábana celeste.
Dispuestos a trazar el lienzo de ocasos blancos,
bordeando rúbrica de pecas sobre la piel gemela.



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CARTA PREPOSTUMA...


          CARTA PREPOSTUMA...                                            (RICARDO ALVAREZ).

¡Amigo!

Mi fiebre languidece en la cama,
mi cuerpo apoya la tortura de la espina/
No pretendo hoy que sepas
que soñar con tus sueños me refresca,
ni que tu  lámpara gira en mis arterias
como un ruido de olas sosteniendo la distancia
de la orilla que no regresa/
Bajo la alfombra que resalta mi pobreza.
me llegan tus físicos espectros
y tus sónicas áureas de alma/
No importa si la atmósfera
me huye de los pulmones respirantes
porque aun conservo tu breviario de aliento/

Mañana te contaré del alma de mi amada,
de mis turbias veladas de ruar nocturno
que mis pasos de cabalgata anduvieron
festejando amaneceres en madrugada/
Ahora me importa tu genio de rebeldía,
tu místico abrazo de oso y tórtola/
He subastado todas mis playas pintadas
y aun mi risa es de cálida arena/
Trasvasé mis morados labios  de ternura
en cada compás que la vida me invitó a su baile/
Así resultó la oscura ceniza en mis manos...
Pero me queda el monte de magia negra
en tu calva incipiente,
iluminando mi  vista naranja de auxilio/
¡Adiós amigo!
¡Adiós pero contigo!
No olvides mis aromas
porque mi piel se despide con tu formula/



                   A  Cèsar Abelardo Parga


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