martes, 26 de mayo de 2015

CIELO DOBLE


En ti la suma del reflejo es creación,
pez rojo que en ave,
 ciervo o ciprés te tornas/
Tatuaje de mi piel/
Insignia de cuidada avena/
Senos, montes y ventiscas
empañas mis pupilas de destellos
y ciego hombre deambulo a ese licor vivo
festejado en tus labios/
.
Vierte tu voz sagrada en esta copa,
que los vientos rocen mis huecos
hasta chocar mis venas contra las rocas
y en sus ampliados canales
diluye en mis arteria el sueño
vívido de tu imagen/
Deshoja esos ojos de verde luna
que los papeles
se recuesten en mis parpados.
Suspira tras mi sombra
en esta aurora que se cierra
con luz de alta estrella/

Mi silencio te nombrará
dicciones de lenguas,
distancias de sonidos
regresando de las piedras.

El aire solloza
en la víspera del encuentro,
no habrá adjetivos para ese momento
porque el ahora
es un mundo de racimos
que se dilatan al acercar nuestro fuego/

Menudos alientos,
dulces mimos,
instinto de voluntad,
Habitados pulmones
respiramos el mismo aliento
hasta que la noche
se vaya durmiendo,
cerrándose bajo este doble cielo/


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ILUMINAR DE SOMBRA

ECOS DE TU SOMBRA


Vendrá la lluvia
con gotas de silencio,
aspas de agua en trozos,
remolinos de recuerdos.
Lavará la tierra cenagal
de tu mirada
ahogando tu paso errante
de nova polvorienta.
La marca de tus pies
al lodo inquieta,
suma mi evocación
éxtasis de violetas.
La mención de tus raíces
es sepia plano de espectro.

Trinos de pájaros,
voces quietas en mi oído.
Canta con aroma el viento sibilante
y en su larga melena rociada
la abrupta fragancia
troncha tu figura de ausencia.
El filo del alba rasga
la noche inmóvil
hasta sentir tus corceles
galopando los pueblos de mi sangre
con ecos de fuego iluminando tu sombra.



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EBRIOS VIOLINES

Que suenen los violines ebrios
de trementina en los largos hilos
verdes del pino.
Que se escuchen las campanas de los
cerros en un festival de alambres
donde se desenrosca tu pelo/
.
Que el arrullar en eco de palomas
traiga un festival de frenesí en la foresta.
En otro plano
que se haga lenta la pleamar
hasta inundar nuestros cuerpos de arenaj,
aguas arriba del salitre, vuelo dulce
de gaviotas,
Orquestado rumor de caracolas,
ostras en mitad de cada ola
nácar reluciente de estuche,
resguardo de esfera perlada/
.
Ay amor,
que infinito el paisaje
que se pega al alma y danza en las pupilas
de los ojos brillantes/.
Emborrachemos nuestras bocas
de blanquecinas violetas,
que el agua no detenga
la multiplicación eléctrica
en tus frescas caderas/

Que el poniente se haga de purpuras y
el crepúsculo nos talle
como estáticas figuras,
inclinando las bocas de la tarde
en el roce de dos islas naranjas
que tiernamente
se acarician con los labios/

Con afortunada pasión la espuma azul
nos carga dinamizante
bajo la enérgica luna
que asoma su vestido lácteo
con ornadas lentejuelas oscuras.
Que nos fotografíe la vida
cuando rodamos
en napas submarinas
cual dos delfines apareados,
hijos de lejanas colinas/
Anclados entre los sonidos de la tarde
y el silencio urdido de la noche,
Mordiéndonos los labios
en un derroche salvaje
de uvas a borbotones


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ODA AL AGUA

 

 




¡No sé desde donde nombrarte agua!

De tu piélago a tus dimensiones,
utilidades, riquezas y necesidades/
Continente dibujando  islas y atolones,
cinturón que ciñe la roca de los istmos,
contenido de arroyos, lagos y ríos veloces,
danzas como hoja entre los valles natales
del cálido ámbito donde nada el embrión
pateando con sus nuevos talones/

Lágrima que espumas de gota los grifos,
colmas de tesoros los áridos estómagos
 y aglutinas las papilas bucales
como blanca leche apagando sedes universales/
En gota, rocío o diluvio,
al bajar tu cortina
nutres las ramas encolumnadas, 
las patas bestiales sedan sus bufidos
y tu nutrición ensancha peces y trajamares/

Sales debajo del polvo en manantial,
rugiente catarata cayendo en gravedad.
indomable salto, rozas el cuerpo de la piedra
y emerges como cristal/
En tu arista rebelde el ojo moldea su forma y
al emerger de la fuente
fortaleces la vista del panorama,
el oído diminuto se vuelca
cuando tuerces tus alas de ola
al saloma de doradas barcas,
donde el mineral recorre tu vientre
y el don de la vida recoge
tu copa esperada/

En tus hombros celestes
descansan las redes
y los bronces dorados del sol
pierden sus perlas
en la armonía donde la ostra
descubre sus húmedas verdades/
El oro verde de los vegetales
llena su cántaro de germen con tu nombre.

Con entidad suprema existes
como si la mano omnipresente
te hubiese legado el insustituible
mandato del maná/


Tu calma de oasis es serena/
Tu ira incontrolada no se esconde/
Ante ti se inclinan los barcos inútiles del hombre.
Las bocas se arrodillan y las lenguas se extravían,

Eres el calcio diluido de futuras generaciones
aunque el vil humano va despojando tu patrimonio/
Los intocables imperios de compactos asfaltos
entierran tus napas
comprando tu extendido mapa/
La mano tigresa aleve ordenó tu injusta repartición
y lava tu rostro con cloratos/
La inconsciencia absorbe mas tus males
que tus imprescindibles verdades/
Tus azules hijos congelados
conocen el blanco pelo sabio
que dibujas en la montaña,
el mensaje de un alud preventivo
y el majestuoso desmoronamiento del Perito Moreno.
Se adoran cuerpos fetiches de barro,
iconoclastas estatuas enanas sin esencia
Mas nada existe sin tu presencia/

 ¡Que mundo!

Mundo de profundo ardor sin tu existencia,

Si faltas la piel resquebrajará sus escamas,
los poros expulsarán sus lavas,
plegarían el choque de las nubes,
la mojada gasa de los hospitales
deambularía seca
y tus hijos porcentuales
que respetaron sin derroche
tu frontera sin alambres
recordarán más tu estirpe de agua
que el sudor llagante del hambre/

¡No faltes agua!
Hasta que el hombre
explote su oculta vergüenza,

La soberbia tendrá que disputar tus rincones
aun en las mínimas esquinas del planeta/
Los futuros niños se harán humanos de conciencia
y con elevado  puño de firmeza
serán tus adalides defensores/
Todas tus gotas desplegarán los odres
alimentando un coro de Ángeles en arrullo
y al beso de tu forma de amplia riada en capullo
aguardarán bocas multiplicadas de embriones/
El aire diseminará sus espermas
bajando a tu profundidad de corales.


ODA AMANTE


Amor,
armemos un calendario,
el tiempo es injusto
ya es imposible
balancear las edades,
ni engañar lo distante
que cerca se aproxima
con los números de las cuentas.
Entramos al reloj
acelerado de la resta.
al territorio
de poderosos metales.
El oro en las piedras del agua,
arriba las montañas…
Y el cobre ahí, estático.
Sopla la arteria del cráter
volcánico fuego
cual la llama que se prende
al crisol de nuestras manos, y
en verdes prados
impetuosos corceles bronceados
cabalgan al corazón de las minas.
Nosotros como viajeros enriquecidos
mirando el loto reluciente
bajo iluminadas estrellas.
Mujer, tanta contemplación
lleva a la reflexión:
Amada.
No se forma un rio
con gotas de nada,
ni un océano
con deshidratadas lágrimas.
En mi soledad
me cautivaste
como una ola que pasó
por mis manos,
como un filo de espuma
que guardó
su burbuja en mis uñas.
Dejaste en mi palma
la pulpa del durazno/
Parpadeó la rama
y hallé rastros de tu piel
sobre la cama,
un cálido fuego
encendido en tu pelo.
Mi corazón reclamó al viento
un suspiro de tu aliento
tallado en mi pecho
con la insignia
que me has adjudicado.
Cuando volví a entrar
por la ventana
me apropié de tu cintura
para moldearla
en la forma de mis dedos,
y en el hueco
de tu boca de almendra
entraron mis labios
en la velocidad del rayo y
con poderes púrpuras
se instalaron al crujiente camino
de la sangre.
Busqué tu azul mirada
en las torres más altas
de universales gamas
y desde el plano
de trisados astros
le grité a tu oído:
Muerde mi carne amor
como tigresa salvaje
en la necesidad del hambre,
y al fin de tu cacería
entierra tu mordida
en mi pecho
con la miel
de la abeja nocturna
que acaricia los sentidos
Llevemos el cariño cuidado
hacia la alcoba
mientras el llar
encierra con fuego las sombras.
Los poderes del aire
multiplican retratos de hojas
y el cielo deslumbrado
desciende
electas luciérnagas para tu belleza.
Amor, procesemos
las primaveras
como minerales despeñados,
donde paseas en el viento
hacia las redes de mis brazos.
y que las cuencas de mis ojos
resalten tus pestañas arboladas.
Bajo el techo dorado
que la pared
huela a pan de fragancia.
Mi vid, mi amor,
mi agua de fuente imantada,
En mi contemplación
te vas formando
como una espiga
en el cuerpo de los cereales,
y en la hondonada de único valle
tú eres mi esbelta flor.
Al imperio de la uva
le heredamos la sangre,
con el color deslumbrante
pintada en la nación
de nuestra bandera.
Territorio de amantes,
pareja insaciable con
plumaje de casales,
exprimimos hasta la
ultima semilla de la vida,
como dioses de la agricultura
impulsados por el fuego
de múltiples panículas.
En la llama genital infinita
nos ardieron los labios
en el verbo del amor
cuando ejercimos
el beso conjugado.




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LATIDOS EN SILENCIO



Ojo entrecerrado cubierto de luna.
en blanco mediodía te incorporas
con lentitud de piedra.

Sacudes tu melena tigresa,
te caes y te tiendes
pulposa roca hecha
de azules formas.

Hilo de lava es tu boca/….
Atento rayo en sacudida/
Borde de ceniza reconstruida
donde mi mano busca
el cálido viento
 que mueve tus bordes/

Guijarro de arena
pronto despiertas
en la dirección de mi saeta.
Pulo con fuego
esa piel esbelta
que pronto arrimas con
tu cuerpo
al incendio de la noche/

Con tu garganta de hueco
repites mi nombre alfarero
y te pueblo con latidos
 pulsantes en silencio/


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, CRISOL DE CUERPOS



Un lúgubre cuarto nos hospedó
en la altura del conventillo,
tan lúgubre que la luz era parpadeo
del cercano callejón.
Macula y estrecha,
 mínima dimensión
que voces del abajo y
ecos ebrios exudando alcohol
olían a muerto abadejo.
El camastro era un torbellino
de húmedas sabanas carentes de pasión,
sudaban éxtasis breve,
saludo frio del rincón de un adiós.
En estos oxidados resortes con grietas
poseí su cuerpo en reflejo
ante un obsoleto cristal declinado que
ocultaba telarañas de rostros despojados.
El hueco de la soledad retumbaba
con voces ajenas de mujeres marionetas,
de ávidos proxenetas mirando tras la ventana.
Absorbí los rojos de sus labios
bajo un telón sin estrellas,
hasta el aire fornicaba con vacías botellas
pendiente del reloj que apuraba las telas landas.
En el piso vivía la penumbra,
marcada huella de antiguos pasos,
los rincones olisqueaban a genitales y
en las paredes solo humo de fugaces roces.
Me embriagó con sus uvas sin ocasos mientras
en su boca abismal hallé el secreto del fuego.
Su piel era de jazmines relucientes,
      de dones ardientes raptados al averno,
        polvo de refinada harina eran sus vellos
y sus miembros…
Del extremo de los pies todo sabía
a fresas celestiales,
               a fértiles jardines cultivados.
Bajo ese techo de cielo
detentamos el cuerpo del amor.
Las voces ya eran mudas,
la pocilga un palacio,
su piel mi reino,
su aroma mi lazarillo y
su corazón mi dicha.
La noche cercenó beodas lenguas mudas,
en la ventana se fatigaron voces roncas
que trepaban al altillo cual venenosas hiedras,
invadían nuestras zonas con negrura pero
gobernamos la oscuridad con miradas encendidas
en el crisol del amor que ignora las sombras.

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RIBERA DE LABIOS



Llegas en brisas salvajes,
en rumores de cerros
con paso delgado y sigilo de ave
sobre hojas dorados
crepitando al viento
solo tu voz clamorosa,
susurro de tórtola
fe del bosque en el altar,
de la rama se libera tu nombre.
Entras con colores de auroras
pasteles en tu boca,
romances sin estrofas,
aroma a lilas y azahares,
irradias fragancia que anida en mi sonrisa.

En la proximidad de tu voz
dibujas los planos del intimo resonar del cuarto
Voz de figura que reclama atávica urgencia
de instante pasional,
tus oquedades resaltan
la propiedad de la carne y
en su espíritu de nido
hay pájaros del fuego.

Gimo entre montes erectos cual
 dos bellas magnolias erguidas
tallada flor de lujo,
barrotes en que me encierro,
eólica voz de altiplano
expandido eco de canto,
he venido a doblegar mi oído
en el origen del siku de caña atada
y en el errabundo
soplo de la noche en que emerjo
rastreo tu sed perdida en los labios perpetuos.

Te hallo callada como una foresta de piedra
advierto tu presencia
de cerro apilando grullos.
Las nubes del tren del cielo
silban en altos velos,
los muros naturales se derriban y
Aun así no sabría
que el inmenso mundo se disuelve
mientras nos amamos
entre lo civilizado y lo salvaje
como una enredadera sudando miel
en la ribera de estos ríos de saliva
que llamamos labios.

Siku- instrumento musical andino

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