jueves, 4 de abril de 2019

ARDID SEMÁNTICO



Siempre a lagrima viva llorando la pérdida del reflejo
desgranando en primera persona su propia y leve materia,
antes de asilarse en su ceguera
se buscó en el barrio
la presta oreja de un psiquiatra
para sostener la vaga diatriba.

Se enredó en el ardid de su semántica
al filo del lenguaje excesivo
reinventando paradigmas en sueños de arenas,
huyó con su paso del redil freudiano
y para disolver los enigmas de su ansiedad
incorporó la frivolidad de ambiguos fármacos.

En esa imprecisión los ojos no resistían madrugadas,
desde sus torres todo se resumía a señas cual la vanidad
del pavo que amaina su plumaje al primer estruendo.
El frágil esqueleto del hombre andaba desprovisto de nombres,
elucidó que el presente es un modelo
que se ensaña con el alma esquiva.

Siguió con su carretel devanando épicas pasadas
que amén de falsas eran arquetipo de incierta duda
y en la fórmula exacta de la química
enrocó su desnudez, pisó las mismas huellas del ayer,

entró a un lúgubre bar para limpiar su garganta de piedra
con la quemazón de dos redomas de ginebra,
oír ajenos melodramas y desanclar sus fardones.

Bochornosamente balbuceó alguna sigla
al cliente cercano para sostener su argumento
y soliviantar la mole de su pena
cuando súbita una mano se alzó con un vaso de nada
y en discurso abierto al aire parafraseó en sentencia.
Aquel que solo le duelen sus singulares espinas

es títere servil en las briznas del egoísmo,
abyecta sustancia que nada sabe del pluralismo".



Usted tan lleno de congoja en su alocado desvarió
antes de entrar al ambiente no captó los indicios
de ese niño que a la esperanza se aferra
y se ha dormido derrotado de cansancio
pero al albor despertará afanoso de ganarse la moneda
y lo vespertino lo hallará como discípulo de escuela.

Lo real devela que lo palpable está lejos de su distancia yerta

y que todo lo visible es la mezquina sed que lo asedia,

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