Me cautiva tu voz de púrpura inviolable.
Me seduce tu sonrisa en vastedad de pinos, y
aplaca dolores. que siguen siendo míos.
Con ecos distantes, fantasías compartidas, y
en sueños de arenas blancas, sueño contigo
esta dicha.
¡ Oh, armonía del
bosque silvestre ¡
Ecuación de aroma del cedro y el alerce.
En el hueco vacío del páramo perdido,
se enrama la aridez y florece el retoño con tu
sombra
Del espacio y el vacío a la cima de la rosa, y
al reposo del rayo entumecido.
Del abismo infinito, donde el frío se espasma,
el árbol caído a tu risa, se hace madero de
hogar.
¡ Orbe mia. Vasto
campo de blancura ¡
¿ Que conjuro te preserva. Que magia celosa
ocultas ¿
Mi reina de corazones, en barajas de tréboles.
En la salida de la luna, titila tu paisaje de
horizonte, y
de oscuros ojos que he mirado.
Blasfemo un silencio al escucharte y callan
palabras que cohíben.
Con mi boca cerrada en escudo y el volcán
en ariete de tus labios cruje mi portal.
Trepo por las raíces de tus pies hasta el
cáliz de tu boca en copa,
Copa que se bebe hasta el último verso que no
te he escrito.
¡ Déjame conocer tu corazón ¡
Así pondré fin a este poema.
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