DOS ALAS CEGANTES... (RICARDO ALVAREZ).
¡ Aquí
está nuestra mesa ¡
En el
cuadrado rosa de nuestra morada,
sobre
el piso telúrico apenas embaldosado/
Con
pan, azúcar, vino, yerba y tabaco,
en
honor a tus ojos de canto
para
resolver
la
penumbra hambrienta de tu estómago
a través de la fragua de tu boca..
Y en la negra tierra fértil del afuera,
la
bomba del pozo, con la napa profunda
y la
noria esforzada
para
resumir tú sed insaciable de ondura/
¡ Aquí
está lo diminuto para ofrecerte ¡
Lo
inmenso para festejar
lo
guardo dentro del horno de mi alma.
Como un
río bravío que corre por mis venas,
como si
la sangre en reposo,
fuese a
estrellarse al borde del precipicio
de tu
barranca de amor azul, mi pequeña calandria/
En la
senda de mi cordillera de Apalaches,
juntamos
las manos como gemelos pecadores,
La
noche estrellada de fondo en vitraux
y el cóndor de los Andes
volando
nuestra mesa de banquete y ágape,
de sus
enormes alas extraemos las nuestros plumajes
de
ántrax/ Como dos alas,
entre
el amor casi platónico y
el amor carnal
de apetito.
que
despierta mis fauces hambrientas
extendidas
en tu territorio de apariencia real.
Lo que
parecía pequeña comida
ahora
es opima abundancia.
¡ OH,
Dios ¡
Si cada
vez que la miro al borde de la mesa mis ojos ardieran,
andaría
mi vida buscando la ribera de la madera,
con el
racor en ascua de fragua de sus ojos,
cegado
por el fuego/
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