A ti te escribo poema de ultramar y trasandino
Aunque mi mano no arrime a tu envergadura
Y la palabra me escasee como la gota rociada en el desierto
A tu tamaña altura el pico del Aconcagua semeja un cerro sin futuro
En ti halle los follajes con sus plumajes
Los bosques verdes con amores repetidos en eco
Tu risa de cometa que imagino rallante pero firme
Mi mano en caudal de rio entinto te lleva un beso
A la negra tierra de los elegidos
Un beso tan denso que ansiarían las hembras del planeta.
También sueño con la mano afable que nunca hallare extendida
Pero tus claros demonios fueron tan sutiles y tenues escondiendo
Los secretos de tu rima en su ropaje
Letras potentes y seductoras, penetrantes e invasoras
Casi esclavistas de ínfimos autores.
Que siguen tu rima disonante en busca de tu música....
A través de tus orbitas donde los tiranos colores admiten su derrota
Y los trenes perciben los aromas y
Los humanos no tienen tregua en tus escritos.
A ti amor de hombre a hombre
De minúscula pluma a tu viva esponja absorbente
Tu alma de aldea derramada y perenne
Signo distintivo que no precisa un nombre.
Tu simplicidad fue tan arrogante que pareció humilde
En los confines de la ternura explosiva
Heredaste al planeta los pabellones atormendos de las dulces abejas
Y la sangre diluida de los mares cobrizos
Corriendo por tus diez túneles eternos
De rumor estrellado en los arrecifes más puros
Por ti hablo la tierra absoluta de sus pesares y heredo
Sus manjares deslizados en tu anatomía de versos
Mostro su vientre cálido materno de tanto sumergir
Tus pies descalzos en la greda
Acometiendo con la bravura de dos planetas atómicos atornillados.
Ay destino ¡si tuvieses un rostro y un oído
o una iglesia y campanarios con pétalos subidos en los muros
Te rogaría pidas al inclemente reloj desmesurado
Que tu cálida voz apaciguara la ira de Cronos
Demorando el tiempo lento...
Retornando a
Porque mi sed de proximidad al poeta es tan grande
Como las líneas ecuatoriales desorbitadas donde
Siguen anidando los cables sus palomas....
Si en la barrera del confín a mi ocaso me brindases un deseo
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