¡ Blanca mujer, oliendo a pinares!
Al acecho. Mis manos andan con
gracia persistente la senda de tus
senos.
Arando tus planicies de pubis fresco abro
un túnel.
De mí huyen las bestias, pájaros
trinando
Enmudecen, cuando por las noches eres
mia
y la Soledad se apaga a tu nombre
¡ Mujer, risa de sirena ¡
Andar de llama ardiente.
Tu piel es de plumaje real. y tu
corona...
Tu corona, de reina.
La poso mi beso en tu cabeza.
¡ Ah Mujer mia, la de los Balcanes
sedientos ¡
El amor me inunda y estalla en mi voz
de gruta arenosa, al decirte:
¡ Para tu libertad bastan mis alas ¡
¡ Para mi corazón tu vuelo ¡
¡ Blanca mujer! Con tu almíbar de
aliento
vocifero en hélice huracanada
Que el sol renace
tras tus colinas.
La luna aletea tus ojos, en infinito collar
de letargo.
Con paciencia aguarda tu sueño,
oculta su silueta, enmudece a tu
presencia.
Al ocaso, el rocío espeja tu mirada
y por tu boca emerge
un crepúsculo de voces.
Los cauces de mis venas hinchadas
explotan
y mi sed eterna de roble contigo calma.
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