Mi corazón es un pequeño espejo que no
duerme,
un cuarto pétalo de flor de vidrios
rotos armados/
Mínimo ante la medida de las veredas
pero en él caben todos los hombres,
todos los amores con su canto y
las voces parias sin librerías en las
escuelas/
Mi corazón es pequeño...
¡Sí!
Pero no sabe de la sequía de la sangre,
anda siempre la huella de la acequia
regada.
Mide apenas la estatura de los apagones
sin soplar la llama de las pasiones/
Mi corazón es un órgano sensible y receptor
que late con el dolor ajeno aunque
rebase su altura de pico visible
entre mis propios dolores de lastimado
hollejo/
Por eso andamos
juntos en el mundo grande...
Navegamos una ilusa barca de azules
algodones
entre las negras aguas del petróleo
infectado/
Un navío que a diario recupera respiro
en la brecha abierta del océano y sus
dos caras.
Mi corazón es pequeño... Más diminuto
que un átomo cárdio
Pero en su estructura de cuatros
cuartos persigue la arista del poema/
En su humildad se engrandece,
coloso y fuerte de paredes aun en
desangrada,
leal en sus túneles elásticos de azules
granas desparramadas/
En sus anchos muros caben los honores
del trino
y duermen inocentes Ángeles abandonados
a su destino/
A las lenguas pérfidas del habla las
comprime de infarto.
Tiene una gruesa arteria que explota
rojos sin ser vencidos,
se inclina a la voz de mi doncella con
sus paupérrimos zapatos
y en la virtud su palabra de isla
pregonera
crece en la acogida, hospitalario país
de tierra bella/
¡Oh, Bendito su esquema de virtud!
Educado en el arte amante
cultiva puros querubines de liquido
circulante
y en la rotación del desenfreno su
poder de emblema se enaltece,
enorme crece la altura de llameante
leños y baja,
baja y emerge de las submarinas torres
como un biberón de fuego y leche
en los
nutridos túneles de huesos sin nombre/
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