El
respiraba con tu nombre,
se
ahogaba en lágrimas
con
tus penas.
Se
emborrachó con tu despedida,
ya
era un pozo oscuro sin salida
Y vos indiferente/
Golpeó
puertas,
trilló
el espejo
con
un hacha de fuego,
ahí
andaban tus espectros,
rompió
esa foto sonriente
que
llevaba a cuestas
en
la finitud del opuesto.
En
la negación de la pregunta
estaba
la inercia de la respuesta.
Embravecida
noche de ausencia,
descifró
en sus palmas sin salida
la
aridez de un paisaje yermo.
Leyó
la levedad del ser,
alguna
historieta,
la
rebelión de las masas
y
al furioso Otelo hasta ahogar
el
hastió metido en el florero
Y vos sin
presencia.
En
el trance de velas nocturnas
se
disipaba con la caña o el licor
para
cerrar su mirada a tu antiguo amor
de
elegía, era asilado entre brumas
Y vos
lejana.
Inmerso
en tu carne intrusa.
aclareció
las sombras al día el hombre,
el
tiempo era un reloj de hojarasca,
tiempo
muerto, absoluta transición
pronunciando
tu nombre con flama y
Vos
gélida sin causa
Ni
siquiera una gota trepada a la frente
y
ni hablar de deletrear su nombre,
embaucadora
de máscara te escondes
indiferente.
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