Si
el ocaso
traía
espadas
rasgando
la noche
ya
no recuerdo.
La
memoria
del
sueño invade
con
filo de dagas.
En
el espejismo muerto
hace
fríos cálculos.
Las
profecías
son
telarañas de escoria
que
tejen en su paso
honores
próximos.
Evadiendo
misiles
anda
la tierra
con
palabra de profeta
desganado
en desdicha.
Las
hojas secan
son
testimonio febriles
grabados
en a brisa.
Son
locas manos artistas,
palabra
de heraldo,
globalismo
genocida
de
dialectos/
Moscas
sin alegoría
asfixian
hasta el homicidio.
Es
la voz del herrero
un
clamor de suicidio,
inútil
herradura sin clavos/
En
los pies de lluvias
andan
espectros mirando
el
escote de lo profano/
Martirizan
la angustia.
Pero
es la vida justa
aun
con su mala brisa
quien
trae retoños
sin
excusas ni cuicas.
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