Te amo porque no protestas,
por el lacio cabello que no se enreda,
lo acaricio con delicadeza de herida abierta.
Te amo por ese cabello de relámpago,
por esa boca inquieta
que dialoga con sí misma.
Por esos ojos que parecen dos fuentes de moneda
donde la luz juega con los colores del pájaro.
Te visto de cintas delgadas
con mis manos,
con esos lienzos que humedecía la lluvia
cuando el contorno de tu cintura
era filamento de barro.
Quiero esa forma de hilo que se enhebra,
esa fabula viva de tigresa blanca
cuando te disuelves como azúcar en el agua
con esa arquitectura de esbelta lámpara
gestual que en medio
del encuentro
se encienden en
fogata.
Eres la suma de líneas
que encandilan al espejo/
El dibujo de
sonrisa en un diagrama/
El nombre que repito en anagrama/
El brillo de
luna que esmalta tus dientes
como mi
valorada estatua de museo/
Tan dinámica
como el terremoto
que motoriza mis deseo de hombre
y como el vino que marea los reflejos/
En fin…
Te amo cual el gato celoso del tejado.
Con instinto de salvaje animal del presente
y el humano amor
que orquesta tu alma celeste,
impulsora de mi latido estruendoso .
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