En un
delicado capullo
se
envuelve tu silueta.
Eres
turgencia de carne
forjada
en el horno del pan,
en
aguas que arrastra el oro
y
emergen por tu pelo.
.
Eres
el festejo de vendimia
del
oscuro al claro de mi día.
El
silo del grano que elevas
con
tus piernas de moliente harina.
Una fructífera
cosecha de fuego
volando
graneros de suave
y
flameante brisa
hasta
las bandera de mi pecho.
Amada,
la
palabra se forma en tu boca
donde
el lenguaje es sacro.
.
Cada
instante socavo
el
idioma de tu sangre
es la
clase electa de mis
linfas
y esteparios con olas/
En mis
venas de tráfago
helicoidales
cenizas de ascua
giran en
las galerías del fluir errante,
cuando
los cinceles labran tus meandros
abarcas
los muelles de mi puerto
que en
tu presencia se extasían.
Deseo
el contorno de tus anillos,
misterioso
campanario que redobla
dentro
mi atlas los ríos cantan.
Mujer
tu eres como gaviota de encanto
en
este juego de palabras
lentos
crepúsculos de alas
amanecen
en mis labios los racimos
hinchados
donde tu boca se derrama.
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