martes, 12 de diciembre de 2017

ANTIPOESIA NAVIDEÑA








¿Navidad, cuanto ha quedado del niño en su significado?
¿En qué regalo mal envuelto el hombre ofertó al Cristo?
Nace  EL, el que mundo con sus estrellas blancas ha visto
y en el lujo de la prisa fue ignorado, en vidriera de mercado.

¡Oh navidad, cuanta paradoja cubierta de enigmas¡
Qué hizo el desatinado humano en delirio demente
Arrimando peces muertos al pino decorando pesebre
y un Santa Claus rojizo de nieve infiltrado en paradigma.

¡Oh, Navidad, fiesta borracha de botellas y ambrosias¡
Dulce sentina de turrones y antípodas besos reprimidos.
Tú humildad no intima en plétora de corazones derruidos.
Te hemos convertido en actriz de novela a farsa parecida.

¡Oh, Navidad pía, estanco de Belén, ya tradición mentirosa¡
Asilo de hipocresía barata, paupérrima alegoría en zozobra.
Fiesta de brumas. Ágape brumoso. Si al reloj se le cae un minuto
las venturas van marcha atrás, descorche de besos en demora,
en la burbuja del gasificado brebaje se oculta el beso poluto.

¡Qué precio espiritual retribuye en oro plásticas sonrisas en oferta¡


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Este poema no se refiere al sentido espiritual ni religioso de la Navidad en sí misma, ni intenta herir ninguna creencia. Es, al menos, en gran parte de mi país, la reunión anual de buenaventuras de

aquellos que sólo se ven en una fiesta.

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