domingo, 10 de diciembre de 2017

ESPADAS O SOSIEGOS







Solo el crepúsculo recorre este camino
de espadas donde la voz del ave 
prieta en penumbra se esconde.
Ha enmudecido el graznar del cuervo
En el ramaje,
la alameda del bosque
se viste de rayos y libélulas,
dos flamencos llegan del estanque
al lago azul donde se destemplan los sables
y sobre las altas cúspides
la luna es platería, jardín orfebre
entre metales relucientes.

Un felino ruge bajo la sombra,
desconoce que un hombre
desgarró su llanto en pre-noche
y sobre el mármol, la lapida
insensible es borrasca de gris espesura.

Solivianta la boca el roce de átono gutural ismo.
Algo vaga desorientado en pasillos de existencia.
En este jardín informe quizás las fosas terrestres
nos vieron vencidos y gusanos roedores de muerte
apetecen carne del herido.

El despertar del alba pronuncia tronidos
de huracanes y relámpagos,
este tránsito pensativo
dirime la convivencia concordante
de solidarias comunidades.
Todo adolece de brillo propio
en ascético aislamiento,
la rama regresa a su tronco esperanto
cuando la reflexión se abre en abierto dialogo.


Leales seamos ante catastróficos relatos,
que se encorven las tizonas
en las manos negras que ensucian copas.
Que no sea nuestra flujo el caudal en derrame
de enfrentamiento vanos.

Vengan huéspedes cosmopolitas
que juntos anden nuestros brazos,
enumerando papiros de rosas
que su tallo con espinas
persiste hasta la última aurora.
Si no seremos garzas irreflexivas
parados en una pata veleidosa.
Herrumbremos relejes acerados,
y que mitones mugrosos ardan en llamas.


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