Siento que tu latido
supera mi razón,
aquí en mi alma
andan ramas rojas,
murmullo de
hojarascas celosas
que no repican sus
blasfemias
en los cuartos que
late mi arterial pulmón
cual esas aves que
cruzan el aire poluto
y se tuercen con llantos de pesadas penas.
Es amplio mi corazón
y todo tuyo,
en el llora tu
mundo y ríen brácteas
secas en acordes
de violines con pulso.
Te entrego los
espacios del alma
donde cimbra el
cuarzo acorralado.
Los signos de mi
mundo maduran
en la cueva de tus
labios áureos.
El colosal
universo de la luna vuela
en alas pintadas
de este amor polvoriento,
de construidos
sépalos con bruño cuidado,
sobre el cuerpo de
panales
está la forma del
ladrillo,
la mies cosechada
en anales
suena a canto maduro,
repica en el
tejado
la cintura de
viento.
Conquisto el césped
de tus meridianos
con el contorno de
tulipas rosáceas,
entran mis
enderezadas caucas
en tus cuatro
labios sin máculas.
Mi terco tacto se
ha enajenado
bordeando plácido
la orilla de tus veredas.
Ay amada…
Congestión púrpura
de venas,
collar de caracola
adelgazado,
mi alma se pinta y
dobla entre tus brazas,
cuando voy a tu arco de esperanza
enderezando la dirección de mis saetas.
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