jueves, 1 de octubre de 2015

EL LADO VERDE DEL HOMBRE



...Dicen que la tierra nació de un páramo y la magia astral la hizo pradera.
Hasta que el hombre dejó de ser mono o el mono quiso ser hombre. ¿ Quién lo sabe?

¡ Aun estoy aquí ¡
Atravesando inexplicables milenios de tiempos como una figura de barro perenne, el Supremo me ha moldeado en hombre presente., por tanto siempre he de estar y seguiré estando.
Desde la manzana tentadora hasta la piedra del fuego
de la hora del Diluvio y la mandíbula de Cromagnon.
del río de los Bautismos a la paz del Buda
de la lealtad Cristiana de Pablo y la traición de Iscariote.
del  antiguo Egipto a la sabiduría del shaolin.
del el recóndito secreto del Shaman a
la milagrosa piedra de Excalibur y la redonda mesa de Arturo.
de las Carabelas de Colón y las Santas de Isabel con sus cruces de bastión
de la latitud no imaginable del Holocausto del hombre
de la afable palabra de Pápu Mahatma al corazon ensanchado de Teresa.

Sigo repasando la historia incomprensible. Los dibujos de guadañas filosas y guillotinas
La zapa cavando las raíces profundas y los pies diminutos del futuro
Miles de isocas caníbales paridas en arcilla humana devorando los hilos de la sangre destilada de los cuellos sometidos.
No sé si he aprendido en la alquimia de la vida la riqueza de una  vendimia
en un valle de muertas hojarascas.

Quien podrá conjugar un acertijo espeluznante o arrimar una alforja de sabia claridad a este andamiaje de mosaicos ignorantes perdurando en colmada eternidad..
Habrá un encanto oculto bajo la tierra que meza la cuna de los sedientos
un vientre de ocre madre de donde emergen los negros
un reflejo de albur de nieve, cuna de los blancos
un rayo de sol que engendró los amarillos.
Borrar del diccionario: guerra y espanto y fundir la razón hablada en esperanto.
¡ Aun sigo estando ¡
Vagando en el infinito cielo, levitando el firmamento como  prisionero de mis ilógicas raíces y veo la vida caminando al borde del abismo su paupérrima soledad
Me pierdo en el mar de los dolores osados con heridas bajo la piel rasgada, mas no me inclino a ambos lados.
Del dolor y la penumbra de la historia en pasado rescato la moraleja. 
Del oscuro Ogro gigante herido
veo la diminuta grieta de luz esperanzarte-.
Más siento renovarse un espíritu de génesis aguerrido,
Aunque a veces me pregunto:

¿Que vemos los hombres del fuego?

¿El madero que arde o la luz que ilumina? 

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