sábado, 17 de octubre de 2015

EL POETA ENJAULADO


               

¿Dónde bardo tus alas plegaron su vuelo?

Quizás en una tarde de estigma,
en la distancia de un parque cubierto de cenizas
donde la carpa de una calesita
bajó su sombra de apagados azules sobre tus hombros.
Tal vez fatigaste tus ya irreparables construcciones
de cuando volabas sobre sortijas
y ladrillos nocturnos como un niño,
Hoy deambulas bajo un sol moribundo,
en un pálido lote
construyendo tu propio absurdo/

¿Dónde poeta anclaste la pasión?
Tal vez persiguiendo la forma
o la estructura de la letra,
en un poema rayando la tecnología sin noción/
Te quedaron trémulas
y vacilantes muñecas de musa,
encerradas en un cuarto de vírgenes,
hechas de alambre, sin tendón de risa profusa.

¿Cuándo esculpiste tu propio pedestal y tu busto de bronce?
¿Que artera mano te ungió de omnipotencia
que a tu razón la conduce la soberbia?
Tu humanidad en letra hace necesidad de idolatría
mientras toca una solitaria sinfonía
que no roza la piel del cotidiano momento acalorado/
Arpa desvencijada en garra de arpía
intolerante, desechas toda forma
que altere tu equilibrio de brote sin prenuncias,
en tu triste islote
donde enrejaste tu seco manantial maquillado/



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