jueves, 1 de junio de 2017

EL ARCANGEL



¡OH DIOS o Lucifer vestido inexistente de sotanas!
El arcángel Sammael se ha caído en el primer escalón de sus progresos.
Ha muerto entre sus barrotes enclaustrados,
ensopado en su membrana de tara intoxicada,
se petrificó en momia que no sangra y
los perros oscuros del aire invocan
una mordida de hambre en sus cadavéricas patas de cane momificada.
¿Qué es este harapo maloliente?
Preguntó el gusano penetrando su nariz de pisoteado orgasmo.
Nariz de falsa pagoda, religión de dos hueco infectos, inertes de humedad, maquillados con polvo de sexual toro castrado
que no soltó ni un poro de fermento......
En la usurpada vida fue un podrido enjambre de mocos irresueltos
que sé conglomeraron en todo el hilo de la araña sin timón,
brújula que sentó al norte del cerebro el trono del reprimido sexo
en el reino de la silla turca/
En esa cabecera de frágil zapallo la grúa aplastó su vacío desorbitado.
Los sesos eran grasas de frituras,
escabeches de falsos frascos sin espejismos,
fantasmas delincuentes robaron su seudo cultura de soberbia.
Ente los pulmones y el abdomen sus ijares fulminantes
desollaban pollos vivos en sus bofes.
Toda su vida de parálisis fue vivida en mentira, viviendo la inopia denigrante en su himno de ironía con careta de plagiado sarcasmo.
Uso su YO para el simple hueco trepanado con velocidad de halago
Su SUPER EYO  ínfimo de sueños alocados, fue subastado en baratija de mercado.
Del impulsivo ELLO quedó el olor a la nada de la testosterona ausente.
El clamor urgente de Eros y Afrodita huyendo por el masturbado excusado.
Hoy sé cayo en el aviso publicitario
el arcángel Sammael ahogado en su propia lengua de tonel resfriado.
Pegó contra la bóveda de un sepulcro mal torneado,
en los cuadrados bestiales del agua arrasadora chocó su única forma de enagua sostenida, en los corpiños de una sirena dejó una lagrima tan seca... Seca de abominable espanto que no soltó ni una pena.
Lloró por su reencarnación de miseria hasta él ultimo suero de sangre
bajo los flácidos senos de la tierra marchita/
Sé enfermecía de sombras su lengua de orgía desconocida.
Triunfante de batalla descendió el arcángel Gabriel
al límite de la Virgen del martillazo.
Aun los opacos perros, calaveras del cielo fenecido,
creyeron que clamar por su piel de eritema
era un un vano esfuerzo de amago.
Plagió tanto sus costumbres que el espejo se hizo habito de ego idolatría.
Enrocó al hastío su esmaltado fonema críptico barato.
Hoy yace en las tumbas donde el fuego del amante no arde
y la pira de los besos se ha consumido con  pañuelos estirados
al nivel de las subtumas donde la sed se diversifica/
El colosal flujo de savia vegetal ignora su óxido de huesos
y trabéculas, de enfermo esporangio.
Sobre el canta la desafinada lira el canto de la femera y entona
dislocada la trova de la basura con los dientes careados.
Todo el esquelético espacio se ríe del redondo sexo que no ha ocupado.
El arcángel ha muerto sin una victoria de dado,
se ha llevado la derrota del mercurio desparramado/





  

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