Cantas
desde cumbres de pinos,
en
el verde recostado de los cedros
donde
el viento tuerce sus alambres.
Cantas
mi ave trémula
como
esos gallos del alba que
abrazan
esperanza en el hueco del día y
traen
recuerdos que se derraman
hasta
la base de nocturnas montañas.
Sobre
tu trino amada
se
yergue la paloma en la rama,
embelesada
oye el ave de la lejía
la
pura sinfonía amarilla
que
el jilguero amaina su pluma/
Te
enfocas flecha de sonido
a
las alas del cielo con destino.
Alzo
los ojos y la vida es canto,
zumbar
de abejas dulces es tu trino.
No
dejes ese himno mi amor de alegría
porque
de pena mi corazón se marchitaría.
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