miércoles, 25 de febrero de 2015

TRAÍA PUPILAS ROJAS




Como celosa novia golpeaba el tejado
la inesperada tormenta con ojos de agua.
Traía pupilas de fuego rojo,
color de noche violenta,
doblaba ramas de cedros vencidos
en su paso clandestino.

Barría polvo de caminos,
hojas gravitaban virutas en los picos,
lijaba piedra de acantilados.
sobre la espina de montes torcidos.

Rabiosa percutía vidrios de ventana.
La puerta era vibrar de atabal
en constante retumbar 
cólera trisando espejos.

En su alforja traía relámpagos de ira hastiados,
rayos oblicuos, aristas de cometas.
Todo era precipicio de ángulo acorvado,
irascible insuflaba cabellos de madreselvas,
azabaches crines de corceles
se hacían filamento de rotas aspas.

Tenía rumor de pastizales rotos,
arena de médanos giraban en volantes locos.
Termómetro de cumbre gélida,
en la densa vertical trabó cerrojos saturados.
Se adueñó del cielo y de la tierra,
fracturaba violetas y sueños machacados.

Tempestad violenta, mi novia de aguas,
con tus pluviales manos abonabas la tierra,
La semilla fluía maná azada de siembra.
En gravedad te calmas nutriente enagua,

lagrima acuosa dosificada preparabas las cosechas.

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