Las negras uvas de una parra en celo
ufanas lluvias en sus bodegas han acopiado
Más de mil borrascas en tiempos pasados,
revelación de una flor bañada con su velo.
Brusca la tarde tras la tormenta va aclarando
garua apenas en los cuartos de las minucias,
a la vega aljibes lava las caras sucias.
Mojada voz trae el día desde temprano,
tromba que ciega cristalería de ventanales
despertar asiduo de escarpados manantiales,
Convergencia abrumadora colapsa el vago
sentidos de sus melancólicas
legiones.
Goterones de laureles y honores,
rinde el patio sus corolario de piedra y fango
cantan los napas so la tierra alimentadas por sus lociones.
Ah lluvia, sino hubiera olvido
cuando se liman los colores del ladrillo,
pájaros y hombres en sus migraciones
no dominarían el espacio acuoso y sus declinaciones.
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