Si el frío enterrara
sus espectros azules,
apostaría mis pies al barro y
haría la mudanza de la niebla
a otra estación/
Cuando el frío olvide
su ronca voz que aterra al grillo
y suden las campanas de pavor,
el ave desterraría su temor de
golondrina
volando a un futuro verano.
Los libros serian más que estantes
de gélido invernadero petrificado/
El ojo espía de la hoja esperando
la vertical caída del almanaque
y del niño del aire..
bajaría el clavel danzante
con la salud reconstruida
en los puntos distantes/
El diván arrimaría su oído escucha/
El futuro iría ubicando su cálida
mirada de hogar/
Borrando el polvo del frío
en las pieles invernales que sienten su flagelo.
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