Eres como el ave fatigada
que reposa su sueño de
ababol
y al bajar atraes la pesada
lluvia/
La tormenta acumula sus
cómplices nubes
al retomar tu vuelo de piso
sin enramada lozana
el pino del lamento te
despoja de alas/
Aprende a mi lado no temerle
al miedo/
Aunque amenazantes oscuros
nubarrones
te ronden al asedio,
mi segura palabra caerá en
todos los ángulos de tu alma
como mis manos de hoja
acariciando tu congoja/
Soltaremos anclas al
horizonte del universo
donde se adueñaron tus ojos
de su paisaje y
a la vela, nuestras naves,
marcarán las pupilas del
cielo
y galopando mariposas
arrastraremos aquilones
cerca del sol que conserva
nuestras alas de cera,
más alto que los monasterios
de cúspides colosas
bañadas de nácar reflejado/
El canto nos llamará
con su esperanza sin demora
y juntos
alzaremos vuelo sobre la
tormenta
donde los temores adelgazan
su temor de altura/
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