La extraviada gaviota azul
posó su vuelo de lejanía
al mástil ornado de tela y bronce del
imperial barco de los atrevidos
océanos.
Su cuerpo de ave
penetró el hueco dorado de la bruma/
Las nubes doblaron
sus rodillas verticales con asombro/
La gaviota desplegó su amplia
envergadura
luciendo brillo de algodones/
En los sonoros rumores de la espuma
batía la ola su música/
El viento soplaba
su fuelle de eco interminable.
La dama azul
giró su cuello de collares,
enderezó su oído de seducida caracola...
Y así dormitaba/
Soñadora/
Acurrucada en tantos brazos melódicos/
En una distancia de país sin nombre
halló su valor de importancia/
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