Esta macula del prado
combativo
fue el ardor de los amantes
fustigando la tierra con su
fuego/
Se han ido sus cuerpos
plenos
dejando su alma sobrevolada/
Árboles y caucas en caída
a la conquista
de otro encuentro esperado/
Como infantil juego
de rayuela y escondite
cambiaron sus colores
a la centella del naranja
y escondieron en sus voces
el susurro
de los arcanos gemidos y
las caricias bajo un madero
electrizado/
Torcidos dejaron sus labios
en la rama pronunciando su
reclamo/
¡Todo se llevaron!...
Sólo el silencio dejaron/
A quienes busquen el amor
le legaron un transparente
pañuelo
en alguna hoja marcada
señalando el camino
al santuario de los besos.
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