Las amantes vísceras
fortalecieron su calcio
y los huesos de sed armaron
su trabécula de arcilla/
El hambre del hogar se
nutrió de nuestras potencias,
la cena antes del amor, no
transitó la brujería ni la ciencia indefinida/
Fue un esplendor de
brillante bandeja
el ágape que consumía
nuestras fuerzas/
El alba aparecía amasijando
la harina y su estupor
con el flexible sabor del
apetecible limón/
Del perejil a los jazmines
exprimían su nutriente jugo
de vitaminas,
hasta la ultima sombra del
tilo traía su ejercito aromado de brisa/
Tendí la roja alfombra de la
realeza de a centímetros
en tus pies de entereza,
vi bajar la uva del cerezo
con la piel del tigre
indomable/
Virtud de rebeldía/
Empírica teología/
Diosa de mis astros/
Esperanza de mi vida rosa/
La moneda sin niveles
rondaba pronunciando la
noche gozosa/
La boca del destino vegetal
habló la lengua ecléctica del álamo
cuando tu suculenta mucosa
dejaba las gotas a mi lengua
en pedestal/
Tu carne fue mi electo
aperitivo de hoja/ Del telúrico piso terrestre
al sueño del hombre diseñado
sin hora/
Rozaba mis palmas la savia
de tu vientre,
en tus lozanos jardines de
octava maravilla
armé una multiplicada fiesta
bacaniana/
Exigí el tributo del jardín
de los ababoles
hundiendo su gravedad en
nuestras caricias/ Descifraban
los cuerpos las balanceadas
aristas, abrimos los sexos de rúbrica
demoliendo las manzanas de
los sudores/
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