Carecen de carisma
mis palabras.
No seduzco ni al
cenizo de la noche.
En una sortija falla
la suerte en la pata de cabra
y de andar la calle
me han estafado los muelles.
Si el frio cercano
cierra la muerte en las corolas
no hay viento
suplicante para mi voz en ruego/
Mi alma se preñó de
estrellas bajando del fuego
y la barca del
Diluvio fondeó lastre pesado.
Todo el amor se me
fue en disuelta solución,
no hallo un fuerte
analgésico para mi pena.
Ni un ojo humano me
mira con absolución,
los dedos apuntan su
flecha de condena.
La lágrima se detuvo
en la planta baja de un nosocomio.
Mi diente dejo su
comida en la verdad del galeno/
Inyectables densos
probó enfermería
con deshidratada
abstinencia de insomnio.
En el dolor sentí la
fuerza viva de la poesía,
La cara del espanto y
la faz de alegoría cuando
me combatía un
colapso de coronarias
en un corazón de ausencia
con morfina anestesiado/
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