jueves, 30 de enero de 2014

CELESTES FLORES EN TU PUBIS

Tu jardín de pubis es un tajo de luz blanca,
húmeda frontera con pasaporte
a un país de aguas que alimenta mis flores de pecho,
cuando mi sed animal de trote
con oído de buey ciego
no resiste el rugido de tus cataratas.

Tus ingles son de gemido y preaviso perenne
donde la muerta pierde sus valores de entidad.
En tus muslos exóticos descansan millas de acuarela,
zona de inmedible terreno y sueño de canto,
mi garganta vuela el himno del planeta y
la tarde estira su corteza de linaje
con el garfio submarino rescata mis pies de paje y
en acato de naborí rebelde tomo la flecha de las eras...
apunto exacto al fecundo centro vital de tu linaje y
amanece mi cuerpo purgado de males
conquistando la paleta de tu jardín celeste de brebaje.





REPOSAS TU SUEÑO DE ABABOL


Eres como el ave fatigada
que reposa su sueño de ababol
y al bajar atraes la pesada lluvia/
La tormenta acumula sus cómplices nubes
al retomar tu vuelo de piso sin enramada lozana
el pino del lamento te despoja de alas/

Aprende a mi lado no temerle al miedo/
Aunque amenazantes oscuros nubarrones
te ronden al asedio,
mi segura palabra caerá en todos los ángulos de tu alma
como mis manos de hoja acariciando tu congoja/

Soltaremos anclas al horizonte del universo
donde se adueñaron tus ojos de su paisaje y
a la vela, nuestras naves,
marcarán las pupilas del cielo
y galopando mariposas
arrastraremos aquilones
cerca del sol que conserva nuestras alas de cera,
más alto que los monasterios de cúspides colosas
bañadas de nácar reflejado/
El canto nos llamará
con su esperanza sin demora
y juntos
alzaremos vuelo sobre la tormenta
donde los temores adelgazan su temor de altura/




LA DAMA AZUL


La extraviada gaviota azul
posó su vuelo de lejanía
al mástil ornado de tela y bronce del
imperial barco de los atrevidos océanos.

Su cuerpo de ave
penetró el hueco dorado de la bruma/
Las nubes doblaron
sus rodillas verticales con asombro/
La gaviota desplegó su amplia envergadura
luciendo brillo de algodones/

En los sonoros rumores de la espuma
batía la ola su música/
El viento soplaba
su fuelle de eco interminable.

La dama azul
giró su cuello de collares,
enderezó su oído de seducida caracola...
Y así dormitaba/
Soñadora/
Acurrucada en tantos brazos melódicos/

En una distancia de país sin nombre
halló su valor de importancia/



A TU PELO BAJA LA LUNA


El esbelto viento
trae el nombre de tu cuerpo,
la luna baja en tu cabello
filamentos dorados de Febo.
La brisa es el aroma de tu alma
trasladada en la facilidad del agua
en el caudal eterno de tus venas.
Fluye el tiempo en tu armónica silueta,
semejan troncos estáticos
lentejuelas brillantes de enebro
urdiéndose con frondas de belleza/
Más nada supera tu brillo libela,
ni el reflejo del vidrioso lago
traído de lejanos continentes.

El rumbo de tu risa apacible
es melodía en mis pabellones.
El equilibrio de mis arterias
está en las vastas aguas
de tu mercurio purpura liviano.
En las rosas labiales cargadas del
vergel de tórridas pasionarias/

Voy midiendo la longitud de tu rostro
guiado por mi tacto de ciego lázaro.
Me encamina la fragancia de tu aliento.
Oscuro habitáculo,
ahí escondes el lazo de la palabra,
la tempestad del silencio/

Habito diario ciego.
Hallo la omisión de tus secretos
en las hendijas de tu piel. Me disperso
con mi morro pleno en contacto y
lentamente
como el maíz me desgrano
en el ritual de tus belfos/

Hay una muda lucha de félidos
y en ese mutismo me desangro
cuando tras las eternas montañas
las campanas del bronce siguen repicando
sudarios gélidos a las brazas con
melodía de hirvientes cuchillazos y
nocturnas sonatinas de enamorados/.

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BAJO EL MISMO VELO

No sé si sabrás algún día
el volumen con que te amo.
En el andar cotidiano estás
tan sumergida en mi piélago
como las entrañas de tu alma
que en mi duermen.

Te exaltas carne de agua,
pulpa de lucero naranja,
te anclas en mi pecho
fondeando la magnitud de tus senos.

El aire es contorno etéreo
en el domo de tu vientre,
ahí renace hasta la lágrima inerte
y se hace cristal de agua,
la hoja del enebro.

Murmullo mío,
tórtola de cintura
que se lleva mis venas
en el profundo minuto/
del topacio incrustado
en las violetas.
Cadera de opulentas finuras
En las orquídeas de
pétalos me desmiembras
con ese amor de flecha
que desprendes con soltura/

En mis arterias gira música de cellos
que en el cuerpo del oboe se afinan.
No entran aún espacios bellos
en los cuerpos de agonía.
Con música apacible
el tambor retumba el choque de laceros,
se amplifica el sonido en
el estampido acústico de nuestros
oceánicos besos,
cual inmensas olas de fuego
quebrando espuma en acantilados,
y salpica como el rociado gotero de tu pecho
delgadas siluetas de salitres elfos,
que con runa de símbolos
esbozaron frutos de cerezos
en los capullos de tus rojas riberas/

En la hora del festejo la alegoría
se hizo himno,
voz de nuestros pueblos alegres y
cantaba por nuestros cuerpos
la fuerte sinfonía de la foresta
con sonar de islas.
Tu y yo, dos riberas agrestes
que conviven bajo el mismo velo ígneo/

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DEMOLIENDO MANZANAS EN LOS CUERPOS


Las amantes vísceras fortalecieron su calcio
y los huesos de sed armaron su trabécula de arcilla/
El hambre del hogar se nutrió de nuestras potencias,
la cena antes del amor, no transitó la brujería ni la ciencia indefinida/
Fue un esplendor de brillante bandeja
el ágape que consumía nuestras fuerzas/

El alba aparecía amasijando la harina y su estupor
con el flexible sabor del apetecible limón/
Del perejil a los jazmines
exprimían su nutriente jugo de vitaminas,
hasta la ultima sombra del tilo traía su ejercito aromado de brisa/
Tendí la roja alfombra de la realeza de a centímetros
en tus pies de entereza,
vi bajar la uva del cerezo
con la piel del tigre indomable/
Virtud de rebeldía/
Empírica teología/
Diosa de mis astros/
Esperanza de mi vida rosa/
La moneda sin niveles
rondaba pronunciando la noche gozosa/
La boca del destino vegetal habló la lengua ecléctica del álamo
cuando tu suculenta mucosa
dejaba las gotas a mi lengua en pedestal/
Tu carne fue mi electo aperitivo de hoja/ Del telúrico piso terrestre
al sueño del hombre diseñado sin hora/
Rozaba mis palmas la savia de tu vientre,
en tus lozanos jardines de octava maravilla
armé una multiplicada fiesta bacaniana/
Exigí el tributo del jardín de los ababoles
hundiendo su gravedad en nuestras caricias/ Descifraban
los cuerpos las balanceadas aristas, abrimos los sexos de rúbrica
demoliendo las manzanas de los sudores/




AMPARO DE MI DÍA


Finjo la bravura eléctrica del rayo
cuando emerge de la tormenta.
Mi alma pobre, anda macilenta.
Mi lengua tarda, parece que callo.
Suspendo la cuna del hinojo,
de la tierra su entraña socavo,
con tu ausencia de mi lado
soy osamenta  inútil en despojo.

Clama por ti mi dolor de melancolía.
Pobrecita mi mano
de marchita paloma,
dobló su esquina de muñeca y hueso
cuando ancló su maroma el viento adverso.
La rebelde tinta se ahogó en un bostezo
y lo que fue amante airado
dejó su fatiga en brezo,
la herida cuajó la secuela de la agonía
que sana en los caudales soberanos de tu mano cerezo.
Sostén de mi vida.
Tropical flor cuando mimetizo tu sonrisa.
Pétalo de mi labio,
constante refugio de mi día.




PALOMA MÍA



Rapto tu figura
ardiendo en la leña
que el humo disipaba
en su entrada de ventana/

Tiño tus colores de sombrío agosto
donde la lluvia descargaba su pesadumbre/
Me inclino a tus ojos de cielo
para besar las nubes en secreto/

¡Paloma mia nocturna!

Escucho el tronar de tus alas
en tu silbido de existencia/
Ciego vuelo
en dos copas plenas que regresan
a mis párpados con respuesta/
Al rescate armo mis venas
y llevo tu indicio de alma liberada/
Me basta una pequeña mueca tuya
para conquistar mi mirada...
Acercas tu boca de gloria
y al bajar mis hombros
a tus pechos de hembra,
los labios de alborozo.
andan al roce tus areolas alunadas,
me deleito en sus mínimos huecos,
en liturgia poso una perla en tus cerezos

y los rodeo con la forma del Rosario/

AGUAS SABIAS


Entre el bosque...
Clandestina rumorea la cana blanca
en la voz de los ríos sabios y su barba/
Provoca la respuesta del agua inmadura del lago
cuando sueltas tu lengua de palabra/
¡Calla ella!... El agua imperita,
su fonismo de cauce
y en su hondo diamante
la madre abeja en reflejo
descarga su serón tan pesado
como dos cerros con volante extraviado/

El árbol de la ribera
parte un rayo de espada en su mitad/
Muestra su lado con espíritu de hongo
y no ruega la gota que su sed precisa/
La cortes bruma nocturna
descubre su cabeza  de agrupadas palomas/
Levanta su sombrero de copa en señal de honra
y con artesa mano
deja caer el pan nutriente en tu falda de caldera/

Los bruscos mares
amenazan con su extensa lengua de playa/
Con insana locura arremete la espuma,
sin notar que el salitre
apuró su apego en descorche
de vena por tus largos muslos/
El arrecife golpeó los panales de estío
descolgando su percha de ambrosia,
al compartido reposo
de nuestras torres de celeste resultado,
donde el bosque experimentado,
como el río sabio,
inhalan tu aroma a opio
con sus rojas narices.



PASIÓN POR TU PIEL

Luego de este demencial
otoño amor,
la primavera vendrá con nuevos verdes.
en los labios secuestrando
lo magno de todas las estaciones/

Aun hay pasión en este
mundo de bocas que
transita el ardor los labios del universo
donde el madero empapela los cuerpos/

Somos las dos caras de la moneda
jugando un rol inverso
en deslizable tobogán de mano.
Duplicada vivencia
de única aldea/
.
Poseedora de piel enamorada.

Matriz de esencia donde
pierdo la pausa del habla,
tu
eres el faro que gua mi nave
al puerto seguro donde ancla
mi corazón de piño y trementina/.

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ES EN VANO CUBRIR TUS BORDES


Tantas flores tiene tu cuerpo
como ese jardín de invernáculo
donde el verdor se construye
en el centro de las abadías.

En las puertas de tus capillas
juega la sonrisa de violetas
que amanecen en tulipas
Blanca eres como la rosa albina
son tus hábitos de albor.

En la hora de las castañuelas
tus almendros de ojos florecen
en colgajo de preñados racimos
donde las uvas sueltan el jugo desvestido.

Dame amor,
el círculo dorado de tu boca
brillante de lentejuelas
que desde las raíces de la tierra
llenaré tu copa de uvas negras,
Con esas ebria s hélices
que en ti revuelan
como libres mariposas
en la órbita esférica bajo  mis cejas/
Donde dejas flechas de fuego
que se incrementan
con encendidas espigas que sopla tu aliento
de braza que se emparentan
con tus pulpas flexibles
terrón de beso,
me inmolo en tus aletas
violadas rosas de mis belfos
inútil tapar tus dobles bordes de gama argenta/


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CLARA CINTURA DE LUZ


Ella insinúa la cintura clara del día,
deambula con los confines verticales
de la tierra y en el poniente
se hace fugitiva.
Hasta que la línea nocturna.
se incorpora hasta el oscuro cielo/

Trepa enredaderas en columnas diáfanas,
estimula el crecimiento de las violetas,
duplica las voces de los félidos del tejado.
Cuando entra en la forma
de las vocales con su boca expresiva,
consume cinco letras
donde cultiva sus dos rosas/

En la franja saliente del amarillo oriente,
es la inmóvil orquídea que acecha
con su vista negra el verde
álgido de mis praderas.
Se suspende en el reflejo de mi vista
como una calcografía  llameante
escrita entre dos cielos que arden/

Sobre el madero del agua
hace carbón de lápiz y la pizarra
del mundo pierde su forma
en la aparición de su morada/,

Es hilo blanco de telaraña,
suave rama que trepa mis troncos,
se precipita con fijeza
en la charca de mis arroyos/
Pinta vértigo en mis juncos,
agiliza su elemento
en el balance esbelto
de sus pulidos bruños.

Sus contornos no se esfuman
en la reverberación de las estrellas.
Ella dibuja los luceros
con la forma de sus espejos y
transita mi parpadeo con su piel
de lenidad y pluma/,

Admito que conoce
el instante de mirar con melodía lasciva
el elote único de mi peso
marlo en efecto de congestionada
sangre,
ella tiene la clave desde el primo encuentro/
.
Cuando entra en mis pupilas
ya oí el murmullo del aire gimiendo.
Me eclipso en sus
duplicados fresnos y cual
rastreador experto en sus plantaciones
acuáticas me sumerjo/.
Reconozco el aroma de su último sépalo
porque ella es mi plantío de  enamorada
en el suelo de su prado o
en la figura de turgencia/

Percato el hilo de su costura
en cada ángulo de su cuerpo,
esquinas de magnética urgencia,
sucumbo en la creación de su tegumento
bajo el arco de su escultura donde
crecen de súbito mis extremos de tallo/.



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DESPERTAMOS CUAL DOS TIBIOS FRUTOS


Nos despertamos amor
con la tibieza de los frutos,
dulces colgajos de uvas enracimadas,
suspendidas en las hebras de las nubes/

Una templada estrella de caña
nos bañó de almíbares,..
bajaba melaza
por la altura de tu cuello
incitando un ritmo yugular.
donde mi mirar abre su alborada.

Sentí esa fatal catarata
cuando el mador se intercambiaba
con saliva en límbica expresión/

Entramos al cesto del sol con
con los cuerpos en acción.
La vida estallaba en camino gutural
descongelando palabras de agua/

Las manos querían bogar
entre el deseo de blanca espuma
que partió como un rayo
en dos mitades el tronco ancestral
del amor/
Níveas ramas desnudas
de hojas y relámpagos/
Desteñidas corolas
cuando el alba interfiere
el derrotero de la nova/

Se develan como navajas
partiendo piedras de fino estilo.
Amada…
En los huertos cálidos de fusión somos
manojo de laureles en huracán.
Larga tempestad del tonel
macerando vino/

En turbulencia de instinto volamos
lentamente la telaraña de los palmos
que nos hilvana
en el desfile del tiempo
donde la razón es elemento fugaz
en voraz instinto de corcel
felino
nos propagamos con la llama anclada
en las dedos,
sumergidos en panales de estío/..

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