Obtuve
la paciencia del atrasado reloj
pero
mi latido ya sonaba a muelle abandonado/
Fue
entonces que te bajé de la colosal montaña azul
y
regresé tu estatua de trapo al inestable mosaico de los mortales/
Fuiste
llama que encendía mis hogares,
pero
entre los fuertes vientos me arrojaste
como
un pabilo de cera apagado/
Olvidé
tus dos copas de frente.
Olvidé
tu palabra con semblante y
Olvidé
el deleite de tu ojo encontrado/
El
tiempo trajo su nueva suplencia
en
un rumor de súbito paso,
una
azarosa emergencia de encuentro/
¡Una
flor!...
Una
flor que no se partía contra mis muros
ni
olía a tus jardines olvidados/
Una
flor que mi mundo ignoraba/
Un
nombre que tu voz desconocía/
Venia
de lejos...
De...
Nunca
pregunté su origen de alhelíes
No hay comentarios:
Publicar un comentario