Frecuente
presencia de rostros huracanados, vértice del tiempo,
altas
horas transmigran con paso acelerado,
instante
culmine, estallido de astros,
complejos
de niebla fijas en los árboles,
tocan
grises nubes como rocas oceánicas.
Pronuncian
gacetillas oleaje de relámpagos,
las
proas cabecean partiendo veleros
prófugas
orillas distancian puertos en mitades,
Estrépito
de atolones, en el círculo antártico
arde
la tierra blanca condensación sin reciclaje,
máculas
de indignación sobre el desértico gélido.
Negras
costas refluyen en silencio,
entre
los ríos detenidos huecas arterias se congelan,
hasta
el difunto atónito revive y muere dos veces,
el
sordo oye la cólera del látigo que golpea al mundo
Desde
altas torres irritantes bajan babélicas letras
que
el ciego escribe con pluma sombría,
huesos
nominados exilian polvo de cenizas
hasta
enrojecen los indignos filibusteros
goteo
dental se congestiona en flujo marmóreo,
pero
ni un germen sueltan las manos rígidas.
Indolentes
tesoros rehenes navegan en bajeles sin rumbo,
refluye
el desquejo, voces roncas vociferan desde grises silencios,
congestión
de flujo étnico reclaman desde todos los puntos
las
opulentas riquezas subterráneas que ásperos cuervos usurparon.
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