martes, 8 de septiembre de 2015

HISTORIA DE REINOS

      



De las migajas y ostias de los míseros potentes,
servidas en bandejas relucientes,
se alimentan los impedidos esclavos inocentes,
con plato de mano para sus dientes.
Si hay fiesta bacanal  para el rey,
hay jubilo forzado y pan de circo romano para la plebe/
El vestido de Lucifer al ocaso se deshilacha y
danzan las hebras el baile impúdico de Cenicienta en creces.
El raspón del poderoso es un pesar profundo,
el clamor hiperestésico de la servidumbre es algodón,
aun con heridas que ríen como  calavera de terror imberbe/
La muerte de la corona se llora en pomposidad
La del siervo se descuenta del menú de cantidad.

El labrador danza, el baile eterno de los descalzos,

entre las espinas sin pena ni tormento y la lengua

clandestina de ausente ebriedad/
El mendigo lustra el suelo con lengua de  hambre,
sin orgullo ni vanidad, barre del suelo pulido cenizos de osamenta.
Muerde hasta el más flaco hueso, despojado de elementos/

Cuando una “dama sin corazón”,

me relató esta historia macabra,
fue una hora de paredón solitaria,
un arma apuntando a mi razón.
Una herida confusa de tiempo pleno
espesó mi sangre con raíz de frío,
se abrió un hueco en la mirada al cielo sin ornamento
donde incómodo reposa el reino opulento/
Se quebraron árboles y hojas en desgarro,
la pútrida humanidad se me desangro por la nariz
Una diminuta gota de lágrima se hizo olas entre las olas,
pero aún exhalo
un pedido urgente a las místicas esferas.

¡Que el servilismo sea abolido al momento¡



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