sábado, 26 de septiembre de 2015

LAS DAMAS SON DE OTRA ESFERA




Flexibles pies deslizan monumentos en la vereda
Como félidas que esconden su puñal bajo la ropa,
Absorben el placer intuitivo de la líquida luz
En mañanas apacibles o noches de calma.

Con femenino instinto incorrupto bambolean las llamas
Mientras los inescrupulosos babean su lengua en la copa.
Esa maldita sed que no sacia sus venas de pus
Desenroscan enrojecidas lenguas en las miradas.

¿Y que hay al brillo de liquidas retinas?
Ojos azules y negros tras un oceánico horizonte,
Turgentes muslos que los pies buscan
En la senda del amor donde el bosque tiembla.

Vestales diosas ante quien el hambre yugular se inclina
Destrozan en temblores palabras rústicas, los mórbidos
Marcan en su libro de hoja ocre el boceto del  bosque,
Imaginan senos desnudos ardientes como brasas de leña.

Esos corazones que hablan sin confidencia
Se pierden en los planos de carnes blancas
En el mercado de la oferta imaginaria aumentan su fiebre
Y emiten en metales o papeles el crédito anticipado.

Más no todas las blancas o negras están a la venta
Hay mujeres que blanden caderas en batallas de transigencia,
Vampiresas que aullando devotas son suplicio horadando sienes
Entre glándulas avejentadas hay semillas inútiles en el sembrado.

Para las vírgenes honestas de noches solitarias
Hay crispadas bocas que gritan por su llanto
Damas de pueblo, callejeras de alto encanto
Que en vano apetecen antros paganos en desgracia.

El eco avergonzado de las paredes les guarda compasión
Y las sirenas errantes salvan sus inquietudes
Pero no hay bálsamos que cautericen las almas sin virtudes
Porque las urnas de su pecho no estrenaron el don del amor.



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