De la imagen alada de tus
pies,
al trópico de tu negro
cabello.
Desde los húmedos labios de
venus,
al eclipse iluminado de tu
boca:
Hay un acertijo, una ecuación
perfecta.
Una melódica armonía
para mi errante deambular y
mis oídos vagabundos.
Mi hambre voraz de cóndor, y
mi vuelo de águila en
planicie,
otean tu paisaje de fruto de
ocal,
con ojo metódico de artista.
Donde tus pies se elevan
renace la hierba.
¡ Pasión blanca. Lujuria
enardecida en eslabón ¡
De mis manos, a tu blanca
piel de espuma,
retoñan savias, tesoros de
aromas.
¡ Mapa mío de tus pies diminutos.
Planeta tuyo, de raíces perfumadas ¡
Cima de la riqueza.
Cúmulo de besos en rocío.
Piedra, muro y fortaleza.
Raíz de tus pies. Donde mis
besos regresan.
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