Sin desatender evidencias ni
urgencias cotidianas,
sin delinear fronteras
abstractas que demarcan
distancias entre la opulencia
del nihilismo dorado
y la faz doliente y mortecina
de la pobreza adyacente.
El odio se cultiva y florece
pero su mascara se desvanece
en el espacio de lo finito,
abriguemos el tacto del afecto
aprendiendo a diferenciar
nubarrones de cielos rasos
que todo piélago revive en la
realidad del esperanto se enmarca.
Aunque mis ojos no vean
salitres aguas marinas de océanos
se que amplias fuentes de
minerales refractan luceros.
En las noches voluptuosas
cortejemos lunas iridiscentes
a contrapelo del misántropo
hedonista que roza la carne blanca.
Derrumbemos hirsutos fonemas
que agravian el colmillo del perro.
Acrecentemos la brillantez en
las especias frescas de tu mirada,
ahí he notado anidan cometas ígneos
en la hondura de tus ojos negros,
idealismo realizable, fulgor
de una noche, llamean aves ingenuas,
erijamos con sensual
sentimiento un pausar de remanso solapado,
atesoremos la conformación
del obsequio franco con terneza.
Negación de espumas opacas, simplicidad
de agasajo espontáneo.
En la nada evidente a la mano
que se brinda cálida se la recibe placentera.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS
TEJADOS- Publicado en julio 2019 - Ed.
PALIBROS - N.YORK - EEUU
Hecho el Depósito según la
ley 11-723- registro de autores.
Todos los derechos
registrados en Safe Creative & Published Word Press Poetry
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