Enfrento al rival
desconocido.
Las piezas en el tablero
me retan al desvelo
pulsante cognitivo del
contrincante que perfilo.
Quizás enfrentar la
refracción de mi mismo
que puja por soltar sus
aguaceros.
Estático silencio en el
recinto.
Vetado el humo en la partida,
interrogante enigmático y
difuso,
el seglar aposenta su dama
profana
y el regreso
proyecta un jaque anticipado,
denigra mis tiempos sudados
que cercena las experiencias
de mis torneos
cuando me sobrepasan los
minutos
intrigantes de la salida.
Desconocer de mis caminos
dirección errónea de
objetivos.
Mi sosias dispara con misiles
envueltas en ojivas urdidas
en esta partida meandros de aludes voltean al rey
en su equilibrio inestable.
Mi honor queda en el desván
del tablero y yo me hundo en
los escaques.
Educándome en la vida o el
juego
aprendo que la Dama tras los
telones sobresale e impera
y yo, incógnito delfín sin
desmán
comprendo que soy un delfín
sin desmán
sumido a las ordenes de la
reina y sus tácticas hábiles de comandanta..
Así en el ajedrez como en la
vida
siempre es la dama quien impera.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS
TEJADOS- a publicarse julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK - EEUU
Hecho el Depósito según la
ley 11-723- registro de autores.
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